Alberto Balestrini, histórico dirigente peronista del municipio de La Matanza, murió este martes a los 70 años. La semana pasada se habían cumplido 7 años del ACV que sufrió en la Residencia oficial de La Plata cuando acompañaba al entonces gobernador, Daniel Scioli, en la gestión provincial.
Tras ese inconveniente de salud, el también ex vicegobernador bonaerense había quedado severamente afectado en su movilidad, por lo que debió pasar gran parte de su tiempo realizando tareas de rehabilitación.
Hijo de un militar peronista que fue obligado a retirarse en 1955 por la Revolución Libertadora, durante su extensa carrera ocupó varios cargos. Fue vicegobernador de la provincia de Buenos Aires entre 2007 y 2010; presidente de la Cámara de Diputados de la Nación entre 2005 y 2007; intendente de La Matanza entre 1999 y 2005; y convencional constituyente, en 1994.
Graduado de maestro en el Instituto Padre Elizalde de Ciudadela, Partido de Tres de Febrero, inició su carrera política en la década de 1970, concretamente en el centro de estudiantes de la Universidad del Salvador, donde se graduó de abogado en 1975 mientras trabajaba en la causa del padre Carlos Mugica.
“Está luchando por la recuperación de su parte motriz, va a rehabilitación todos los días del año, incluidos Navidad y Año Nuevo”, había contado su esposa, María del Carmen Cardo, cuando el dirigente peronista había vuelto a caminar, en 2013.
Durante el último mandato de Cristina Kirchner, se inauguró un hospital materno infantil que lleva su nombre y está ubicado en la localidad matancera de Ciudad Evita.
El nombre de Balestrini resonó con frecuencia en los últimos actos partidarios del PJ bonaerense, en los que usualmente era recordado y en diciembre del año pasado, se desarrolló un encuentro partidario en el polideportivo “Alberto Balestrini”, de Lomas del Mirador, en el que dirigentes como el ex presidente de la Cámara de Diputados Julián Domínguez lo citaron como referencia de trayectoria partidaria.
Apartado de la vida política, dirigentes del peronismo como sus sucesores en La Matanza, Fernando Espinoza y Verónica Magario, así como también Scioli, solían visitarlo en su domicilio para dialogar con él y ver los avances en su recuperación.
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