Tras la victoria en el clásico ante Chicago, que luego dio pase a la barbarie, el aurinegro busca volver a sumar de a tres, pero en su casa.
De repente los nubarrones se disiparon, le dieron paso a la claridad para que el pueblo mirasol sacara toda la bronca contenida y desplegar las alas de la felicidad tan contenidas desde hacía tiempo. No se gana un clásico todos los días, como tampoco fuera de casa, como tampoco con todo en contra, como tampoco yendo de punto. Todo ese combo acompañó a Almirante Brown a Mataderos, en donde encontró con la victoria tan necesaria como el agua.
Ahora tendrá la chance de refrendar esa levantada que entrega todo clásico, cuando este domingo a las 15.30 reciba en el Fragata Presidente Sarmiento a Central Norte de Salta, bajo el arbitraje de Lucas Comesaña, en el marco de la 26ta. fecha de la Primera Nacional.
Pudo haber perdido el clásico, porque los caños jugaron a su favor y porque esta vez cuando llegó fue certero. El fútbol es así, a veces da y en otra quita en medio de su loco laberinto. Así, con esas dos “virtudes”, Almirante Brown derrotó a Nueva Chicago por 3-1, que tuvo un final paupérrimo y de descontrol.
El Aurinegro llegaba con cambios de timón. Sin el Búfalo Szeszurak, que renunció tras la derrota en el Chaco, Rodrigo Alonso tomó una vez más la posta y con Walter Erviti a cargo de todo el fútbol del club. Y la receta funcionó porque afloró una fuerte personalidad para bancar los trapos ante la presión verdinegra.
Pero el clásico, en definitiva, se fue para Casanova por los goles de Ramón González, Ulises Abreliano, con un exquisito tiro libre y con el tercero de Enzo Cardozo, que definió el derbi en la última jugada.
Pero tras ello apareció la barbarie en Mataderos. Es que los futbolistas locales generaron tumultos, empujones y peleas ante el festejo aurinegro. Por momentos se asemejó a una batalla campal, de la que terminaron expulsados el defensor de Almirante, Gerardo Alegre Rojas, y el suplente, Patricio Pizarro, más Sergio Ortiz y Juan Mendoza, de Chicago.
El volante y referente de Almirante, Diego García se vio envuelto en los incidentes, los que describió un largo rato después, puesto que el plantel mirasol debió retirarse del estadio sin bañarse ante el clima hostil que se había generado.
"Ellos no saben perder, no saben ganar… Cuando ganan, boconean y, cuando pierden, no se la bancan. Entraba gente por todos lados. Fue todo una locura, pero tengo claro que si llegaba a pasar eso en nuestra cancha, hubiesen armado todo un escándalo", opinó.
En tanto, el Gurí prefirió, luego, rescatar lo vivido en los 90 minutos de juego. “Lo más lindo fue haberle dado una alegría a toda la gente. Ahora, tenemos la obligación de ganar el domingo y que se festeje en casa”, afirmó.