El técnico reconoció que el cansancio físico, los viajes y la acumulación de partidos impactaron en el equipo. Con varios futbolistas tocados y una baja obligada por sanción, busca mantener la solidez en el tramo decisivo del campeonato.
El final de la temporada no solo pone a prueba la tabla de posiciones, también tensiona los cuerpos y las mentes de los futbolistas. En Los Andes, esa realidad se siente con fuerza: la seguidilla de compromisos, los viajes extensos y las altas temperaturas trajeron como consecuencia un plantel diezmado por lesiones y molestias físicas.
El propio entrenador, Leonardo Lemos, lo admitió luego del triunfo frente a Almagro por 1 a 0 en el estadio Eduardo Gallardón. "Muchos futbolistas terminaron fatigados, que suele suceder cuando llegan los primeros calores, y con algunas molestias", explicó el técnico al ser consultado sobre el estado de su equipo. Sus palabras reflejaron una preocupación que arrastra desde hace varias semanas y que condiciona la planificación.
La lista de apellidos golpeados por la exigencia no es menor. Lemos detalló que tanto "Mati González, Mauri Asenjo y Brian Leizza vienen haciendo el esfuerzo" para llegar a cada encuentro en condiciones. Más allá de eso, aseguró que "todos están a disposición, excepto (Gastón) Gerzel", quien deberá cumplir una fecha de suspensión tras acumular su quinta tarjeta amarilla. La ausencia del mediocampista ofensivo se suma así a un escenario ya de por sí ajustado en términos de variantes.
El calendario también jugó su papel. A diferencia del primer semestre, cuando el único viaje largo fue a Córdoba para enfrentar a Racing, en la segunda rueda el Milrayitas debió trasladarse a Entre Ríos, Santiago del Estero, Tucumán, Salta, Mendoza y Chubut. La acumulación de kilómetros dejó huellas en el físico del plantel. En Madryn, por ejemplo, el equipo perdió a Facundo Echevarría por un desgarro, y recién en esta fecha pudo recuperar a Carlos Arce, que ingresó sobre el final en lugar de Gabriel Cañete, otro que arrastró molestias.
La situación obliga a estar pendientes de la evolución de cada jugador casi día a día. El caso de Nazareno Fernández Colombo es un ejemplo claro: tras la cirugía por una fractura orbitomalar sufrida en un choque con Mirko Juárez de Quilmes, ya trabaja con el grupo y se ilusiona con volver antes del cierre. En declaraciones a Fútbol en Mil Rayitas, el lateral izquierdo contó que "ya estuvimos hablando con los médicos, si todo va bien, como sigue hasta ahora, estaría disponible para los últimos dos partidos". Eso significa que Lemos podría contar con él frente a Ferro Carril Oeste y All Boys, encuentros decisivos en la pelea del torneo.
Las estadísticas también reflejan cómo la merma física influyó en la campaña. En más de una oportunidad, el DT debió improvisar formaciones o recurrir a jugadores juveniles para completar el banco. Aun así, el equipo se mantuvo competitivo, sosteniendo una identidad de juego basada en el orden defensivo y la paciencia para aprovechar sus momentos.
En este contexto, el triunfo ante Almagro fue un alivio necesario. Le permitió al Milrayitas sumar tres puntos vitales y mantener la ilusión intacta de llegar al Torneo Reducido. Pero más allá de la tabla, lo que inquieta al cuerpo técnico es cómo administrar energías en los partidos que restan. Cada baja pesa más en un tramo donde los márgenes de error se achican.
La conducción de Lemos aparece como clave para sostener al plantel en la línea de competencia. Entre lesiones, suspensiones y la fatiga acumulada, el DT debe equilibrar la exigencia física con la necesidad de resultados. Los Andes transita el último tramo con la esperanza de que la recuperación de Fernández Colombo y la evolución de los tocados le devuelvan opciones. Mientras tanto, el desafío inmediato es sostener la competitividad con los nombres disponibles, apostando a la fortaleza colectiva por encima de las dificultades individuales.