Se trata de esquemas mentales que ayudan al cerebro a procesar la información y dar respuesta a situaciones a las que se debe enfrentar de manera rápida

Nuestra percepción del mundo no es una copia exacta de la realidad, sino que se filtra a través de nuestras creencias y nuestra propia historia. Tanto que, aunque enfrentemos datos objetivos que contradigan esta visión previa, nos resulta muy difícil cambiarla. Se trata de un conflicto cognitivo que experimentamos al ver amenazada nuestra forma de concebir las situaciones. Así, se pone en juego la propia identidad. Nuestra mente, incluso, es capaz de hacer malabares para mantener la coherencia entre los pensamientos.

Los sesgos cognitivos son esquemas mentales que ayudan al cerebro a procesar la información y dar respuesta a situaciones a las que se debe enfrentar de manera rápida. Más que analizar minuciosamente todos los datos de los que se dispone, el cerebro se apresura a tomar la información a partir de patrones que permiten interpretar rápidamente los hechos nuevos en coherencia con nuestros pensamientos. De esta manera, se liberan recursos cognitivos para otras tareas. Muchos experimentos de muestran cómo las personas cambian los hechos para adaptarlos a sus creencias con el objetivo de disminuirla incomodidad que resulta de sostener simultáneamente dos actitudes u opiniones conflictivas entre sí.

El llamado “sesgo de confirmación” actúa en este sentido. Consiste en buscar información que apoya las opiniones que sostenemos. Así, leemos los editoriales de los diarios que confirman nuestras convicciones políticas, miramos en la televisión los programas que coinciden con nuestra visión de la realidad y seguimos en redes sociales a quienes opinan cosas parecidas a nosotros. Además, consideramos a los expertos como más legítimos y respetables en tanto apoyen lo que creemos. Y más todavía: somos mejores para aprender y recordar los hechos que coinciden con nuestra forma de ver el mundo.

Los sesgos influyen en que tomemos o no en serio los problemas. Cuando estamos muy fatigados y agotados mentalmente, como podemos sentirnos después de enfrentar tanto estrés como consecuencia de la pandemia del COVID 19, somos más propensos a actuar de forma automática e impulsiva. Podemos reaccionar con un sesgo de sobre confianza. Es decir, pensamos que estamos seguros y que nada va a pasarnos y abandonamos las medidas de prevención. Y esto es peligroso para nuestra salud. Para moderar el efecto de estos sesgos cognitivos en nuestras creencias, decisiones y conductas es importante saber que existen y reflexionar sobre ellos. Tener mayor capacidad de pararse en distintos lugares, de observar a través de diferentes perspectivas y de permitirse abordar diversas ideas ayuda a comprender a los demás, sobre todo a aquellos que no piensan de la misma manera que nosotros, y nos ayuda a vivir mejor en comunidad.

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