Batalla tienen todo el respaldo pero sigue en el centro de la polémica

A modo de un respaldo imponente, Gallardo dijo hace algunas semanas: “Hay que ver cómo era Barovero a los 21 años. Los grandes arqueros se hacen grandes a fuerza de errores”. No fue casual la comparación. El Millo viene de un periodo de tres temporadas con un arquero descomunal que quedó en la historia del club, a la altura de Amadeo Carrizo y del Pato Fillol. Precisamente fue Marcelo Barovero quien le dio las llaves del arco a fines de la temporada pasada, y el Muñeco, que avisó en ese momento que el heredero estaba en el club. Desde entonces el saldo no logra salir de lo negativo.

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Gallardo pidió por Batalla al poco tiempo que asumió. En esos tiempos, el pibe no tenía lugar en la Primera y con 18 años manejaba una chance de irse a jugar al Real Madrid, donde lo había recomendado Iker Casillas luego de un gran mundial juvenil y unas series de clínicas donde Batalla sorprendió al ídolo madrilista. Batalla, que desde chico era el arquero de las juveniles argentinas –donde jugó 26 partidos entre la sub 17 y la sub 20-, se hacía fuerte con personalidad y buenas actuaciones. Esos atributos convencieron al DT para hacer que se quede en el club a pelearla y lo subió a primera para convertirse en el suplente de Barovero, ganándole el lugar a Julio Chiarini que a pesar de haber sido traído por Gallardo se acabó yendo.

A partir de algunos partidos de verano, buenas pretemporadas y el apoyo de Barovero, el Muñeco decidió que a la ida de Trapito Batalla seria su arquero. Igual buscó un nombre fuerte para competir y para que ayude a esa adaptación. El elegido en su momento había sido Franco Armani, de Atlético Nacional, pero el pase se cayó. Allí Gallardo avisó que jugaba Batalla, por eso la llegada de Bologna fue un trámite para no tener que jugar con dos arqueros juveniles.

augusto batalla

Batalla debutó contra Patronato en abril de 2016 por una lesión de Barovero y ese semestre jugó cuatro partidos. Fue contra Arsenal con un gol al minuto de juego cuando pagó el primer error. Tuvo un buen partido ante Vélez manteniendo el arco vacío y se fue la pretemporada sabiendo que debía prepararse para ser el dueño de arco más grande del mundo, como suelen decirle en el club desde que llegó a los 12 años.

Desde entonces, el recorrido por los partidos de Batalla en River son más los errores que los aciertos. Cuesta encontrar partidos donde el equipo haya ganado por sus atajadas y en la búsqueda asoma un juego ante Talleres en la segunda fecha del actual torneo, ante Gimnasia LP, el de Emelec de visita por Copa y ante los Tucumanos la semana pasada. En cambio, y como sucede con los arqueros, los errores son muy evidentes. Los dos clásicos ante Boca; en el primero significó la derrota y en el segundo volvió a poner al xeneize en partido pero luego se rehízo con buenas acciones y el equipo ganó. La final de la Copa Argentina ante Central que cómo River lo dio vuelta se tapó un poco. Y la mala salida contra San Lorenzo, que quizá sea el error que todos recuerden en caso que Boca acabe dando la vuelta y el Millo no lo alcance.

Con 44 partidos en primera y la misma cantidad de goles en contra, Batalla sabe que el arco de River no da muchas revanchas y que la lupa sobre sus actuaciones será cada vez más grande. El tiempo dirá si estos errores lo fortalecen y le sirven de oportunidad para crecer dejando todo en anécdotas. O si finalmente lo ponen en zona de perder el puesto.

El rendimiento de Batalla según Diario Popular:

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