Además de los 16 juveniles que ya hizo debutar, también consolidó en la Primera de River a Ramiro Funes Mori y Sebastián Driussi, que no tenían continuidad. El proyecto del Muñeco para los pibes está dando sus mejores frutos

En la cabeza de Marcelo Gallardo hay un sueño dando vueltas. Aspira a que la mitad del plantel de Primera esté integrado por juveniles surgidos de las divisiones inferiores de River. Apenas asumió hace tres años invirtió horas de su trabajo en un objetivo claro: ordenar y seguir de cerca a los chicos, viendo partidos, armando un selectivo y hasta diseñando las reformas del predio de Ezeiza.

Cuando River cierre el grupo 3 de la Copa Liberatadores ante el DIM, 18 pibes del semillero habrán debutado en Primera bajo la dirección del Muñeco. Algunos pesan fuerte en el club, otros continúan creciendo en el exterior, hay un grupo que la sigue remando en Reserva y otros que todavía no pudieron adaptarse. El panorama es claro: el técnico no deja de mirar para abajo pensando en volar alto.

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Esta vez le va a tocar el turno a Maximiliano Velazco, que a sus 21 años y "gracias" a la lesión de Enrique Bologna, lleva 14 partidos en el banco de suplentes esperando su oportunidad; y a Zacarías Morán Correa, un volante central que cuando estaba por debutar sufrió la rotura de ligamentos luego de la pretemporada de julio del año pasado.

El arquero lleva casi un año trabajando con la Primera. El volante central le encanta al DT: le ve cosas de Leonardo Ponzio, y pretende que este año empiece a transitar el camino profesional. Los dos provienen de las divisiones inferiores y están en el club desde infantiles, el comienzo de todo.

Morán Correa

Pero esta historia arrancó a mediados de 2014, cuando Gallardo empezó a imaginar el armado de un selectivo de chicos de entre 15 y 17 años. Pensó en un grupo de jugadores que pudiera dar el salto a Reserva pronto, y por eso le pidió a la dirigencia, un año después de asumir, terminar con los contratos de los futbolistas de 20 y 21 años que jugaban en Reserva y tapaban el crecimiento de los más chicos.

Ese proceso tuvo dos cambios de cabezas. Primero removieron a Gustavo Zapata, entrenador de la Reserva, y pusieron a Luis Villalva. Después, incorporaron a Gustavo Grossi como coordinador general de las inferiores. Gallardo no decidió los cambios. Pero los apoyó.

El DT se dio cuenta del vacío que había producto de la mala gestión en inferiores durante la era Daniel Passarella. Por eso, cuando pidió juveniles para llevarse a la pretemporada y miró a la Reserva, sólo quedó deslumbrado por Sebastián Driussi, que si bien había sumado dos partidos en el primer equipo, ya no trabajaba con el plantel principal. Lo qué pasa hoy con Driussi marca aquella visión. El otro jugador de las inferiores que ya tenía un recorrido y que bancó a pesar de su corta edad fue Ramiro Funes Mori. Una temporada después fue vendido en casi ocho millones de dólares a Inglaterra.

Driussi Funes Mori

De esta camada de futbolistas, Emanuel Mammana fue otro de los que debutó con Gallardo y se afirmó. El club también lo exportó por millones de euros. Guido Rodríguez fue otro gran hallazgo que no explotó en el club porque tuvo encima a Matías Kranevitter y a Leonardo Ponzio. Se fue a buscar continuidad a Defensa y Justicia, donde la rompió. De ahí saltó al Tijuana. Este año, en México lo nombraron el mejor jugador del torneo. Jorge Sampaoli lo llamó a la Selección. A Mammana, también.

En el medio de todo este proceso, hubo una camada de chicos que no pudo afirmarse. Algunos regresaron a la Reserva para seguir creciendo y otro suman minutos a préstamo en otros equipos. La transición daría paso a una mejor camada.

El trabajo con los pibes avanzó y se cristalizó con el predio de Ezeiza. Ese diseño para la remodelación del complejo se pensó apuntando a que el selectivo de la Reserva entrenara siempre cerca de la Primera, a que se cambiaran y alimentaran allí. Para que todos se sintieran cerca del proyecto. Cuando se inauguró el River Camp, Gallardo dijo: “Quiero que los chicos miren cómo trabaja la Primera, para que a los jugadores que ven en la televisión levantando una copa los tengan a mano y les sirva como motor de crecimiento”.

Lucas Martínez Quarta

Por estas horas los pibes que suben a trabajar con la Primera ya sienten la familiaridad del lugar y el modo de trabajo de Gallardo. Los casos de Lucas Martínez Quarta, Augusto Batalla, Tomás Andrade, Luis Olivera o Ezequiel Palacios, entre otros, que son parte de la última camada, bien valen como ejemplos: llegaron al plantel superior más armados y con el proyecto como base del asunto. Estos nombres ya son parte de los que habitualmente concentran y se van acomodando a aquella idea que Gallardo y la dirigencia soñó para tener un equipo con más de la mitad de jugadores de inferiores. Hoy es el turno de Velazco y Morán Correa, los nuevos pibes que el Muñeco presenta en Primera.

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