La final de la Champions League entre el Manchester City y el Chelsea se jugará en la ciudad portuguesa de Oporto el 29 de mayo y no en Estambul (Turquía) como estaba previsto inicialmente, según comunicó la UEFA.
El traslado del partido se da tras la decisión del Gobierno de Reino Unido de incluir a Turquía en su "lista roja" de destinos de viaje con alto riesgo de covid-19, por lo que organizar la final allí habría significado que los aficionados británicos no hubieran podido viajar a Estambul para apoyar a sus equipos, aclara el ente rector del fútbol europeo.
La celebración del partido en Estambul también incluía la posibilidad de que los jugadores y todo el staff de los dos finalistas, ambos ingleses, tuvieran que llevar a cabo una cuarentena durante diez días a su regreso a Inglaterra. Ello habría comportado un grave problema para los jugadores de las selecciones que participasen en la Eurocopa, que comienza el 11 de junio y tendrían menos tiempo para prepararse para la cita.
El partido se disputará con público en las tribunas en el Estádio do Dragão, que tiene capacidad para cerca de 50.000 espectadores, la cual se reducirá a menos de la mitad. Se espera que el Manchester City y el Chelsea reciban 6.000 entradas cada uno para repartir entre sus hinchas, algo similar de lo que debía ocurrir con el encuentro de Turquía.
No es la primera ocasión que Portugal "salva" a la Uefa. El organismo europeo ya recurrió al país luso que acogió las últimas rondas de la edición anterior de la Champions League tras el parate obligado por la expansión del coronavirus, disputando los encuentros de cuartos de final, semifinales y final en el Estadio Da Luz de Lisboa.