El entusiasmo y la estrategia de Sarmiento le complicaron el partido a Racing, que desde hace unas semanas, perdió la lucidez en su juego, especialmente cuando debe disimular su mal de ausencias, porque sin Sigali, Saravia, Nery Domínguez, Zaracho, el Pulpo González y el mismo Lisandro López, no logra mantener la identidad futbolística que lo llevó a clasificar con firmeza a los Octavos de Final de la Copa Libertadores.
Entonces, el primer capítulo mostró un escenario inesperado, debido a que Sarmiento le jugó de igual a Racing y en varias ocasiones puso en aprietos la seguridad de Javier García, quien volvió a alternar el puesto con Juan Musso. Y en esa paridad, el elenco de Chaco encendió la alarma con una buena jugada de Horacio Orzán y una definición imprecisa de Silba, cuando ya estaba dentro del área y sin marca.
Y un ratito después, hubo una proyección sorpresiva de Federico López, por la izquierda, y Silba no pudo resolver con justeza, cuando toda la defensa de Racing miraba sin intervenir. Mientras que por la falta de claridad en la salida y la escasa asociación de sus hombres de ataque, Racing apenas generó dos situaciones de peligro en el primer tiempo. La más clara, nació en un encuentro de Ojeda y Piovi por la izquierda, y el centro del lateral dejó solito a Centurión, quien entró por el segundo palo y la tiró afuera, sin obstáculos para abrir el marcador. Y la otra posibilidad surgió de una acción personal de Lautaro Martínez, quien remató desviado.
El segundo tiempo fue más de lo mismo. De entrada, Silba metió un zurdazo picante y obligó a una gran intervención de Javier García, y en una salida rápida, Martín Ojeda desperdició un mano a mano con Carrera. Y la falta de respuestas, llevó a Coudet a jugársela a todo o nada con el ingreso de dos delanteros (Triverio y Lotti), pero nada cambió y encima, de contraataque, Sarmiento definió el pleito con el contraataque, gracias a una gran corrida de Piz por izquierda y una perfecta resolución de Horacio Orzán, para darle otro cachetazo a Racing, al que ni siquiera le salió el tiro del final, que increíblemente desperdició Lautaro Martínez, más un claro penal que Penel no sancionó por una falta sobre Centurión.
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