Metalpar, la fábrica de carrocerías de camiones y colectivos más importante del país, anunció ayer el cierre definitivo de la planta que tiene en la localidad bonaerense de Loma Hermosa y despidió a sus 600 trabajadores.
A lo largo del 2018, la compañía había decidido suspender personal para afrontar una situación crítica, mientras un año antes ya le había planteado al Gobierno establecer un programa de producción sustentable para superar la caída en las ventas.
En este contexto de crisis, los dueños de la firma decidieron cerrar la planta y despedir a unos 600 empleados directos, incluyendo al personal de seguridad, limpieza y mantenimiento, que percibirán la indemnización correspondiente.
Más allá del personal afectado directamente, el cierre puso en riesgo la continuidad laboral de otros 1.000 operarios que se desempeñan en proveedoras y autopartistas.
En octubre de 2017 la empresa firmó un convenio que contenía un programa de fabricación, pero fracasó porque las compañías transportistas alegaron inconvenientes financieros para darle continuidad.
Por su parte, unos 13 trabajadores de la fábrica de cristales para automóviles Pilkington fueron despedidos mientras estaban de vacaciones y reclaman la reincoporación, mientras otros 57 están en alerta por eventuales nuevas cesantías.
Los despedidos están acampando frente a la fábrica, ubicada en la avenida Velez Sarsfield 5831, en la localidad bonaerense de Munro, mientras en paralelo piden la mediación de la Secretaría de Trabajo de la Nación.
Los trabajadores de la planta se declararon en estado de alerta y movilización porque, estiman, las cesantías podrían extenderse a más empleados en los próximos días, por lo que hay otros 57 empleos en riesgo.