El artista es uno de los vértices de un triángulo denso que genera en el espectador empatía y repulsión. Es una obra al estilo de los nuevos musicales de Broadway "con elencos pequeños e historias profundas".

Confiar, confiar, confiar y el dolor pasará”, es parte de la letra de una canción que se repite, al menos, dos veces en la obra musical Murder Ballad en el Maipo Kabaret (los miércoles a las 21 horas). Un amor que se debate entre la pasión en el que “los cuerpos están llamas” y la ternura con un proyecto de familia por delante.

¿Cómo compatibilizar el amor y la pasión? El trío amoroso entre Michael (Germán “Tripa” Tripel), Sara (Florencia Otero), Tom (Patricio Arellano) no lo puede resolver. Una narradora (en la voz de Sofía Rangone), sin nombre, es la que cuenta la historia. Mejor dicho el drama donde se lleva al límite una relación amorosa y con un final entre abierto y sorpresivo.

Cada vez que se estrena un musical el nombre de Germán Tripel aparece casi de manera automática. Un referente indudable del género musical en la taquilla porteña ahora se mete en “un trío amoroso bien típico de los ´90 con una estética vintage con melodías de pop-rock”.

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Su relación con la autora de la pieza Julia Jordan, es un tanto especial. Tripel debutó prácticamente en el mundo musical con Rent en el año 2008 en Argentina. Su autor Jonathan Larson murió de manera inesperada en 1996 y dejó inconclusa Murder Ballad y es Julia Jordan quien retoma esta pieza: “Rent se basa en la opera de Puccini La Boheme’, el musical se centra alrededor de un grupo de jóvenes artistas y músicos que luchan por sobrevivir en un vecindario pobre de New York bajo la sombra del SIDA (en La Boheme la enfermedad era tuberculosis), con Murder Ballad se lleva todo al límite y esto genera antipatía y simpatía en el espectador por esa pulsión de matar por amor o morir de amor”.

Para Tripel la preocupación de Larson en sus musicales están puestos en temas como “el sida, la homosexualidad, la soledad y como telón de fondo la ciudad de Nueva York incluso como un personaje más”. Cuando se le pregunta por qué en la cartelera argentina se decidió mantener el título en inglés Murder Ballad dice: “Porque, a veces, no hay una traducción al español muy precisa. Sería balada que hace llorar o balada triste. Pero es algo mucho más oscuro porque Murder remite a un crimen en medio de un sentimiento de amor que desliza con la violencia, la agresión y la bronca”.

“Pero así y todo la autora Julia Jordan convierte esta obra en una pieza reconocible. Por ejemplo, los nombres de los protagonistas (Tom, Sara y Micahel) son muy cotidianos en Estados Unidos y esto no es una casualidad porque todo termina traspasando los límites. Quiero decir que estos sentimientos son mucho más habituales de lo que uno cree”, afirma Tripel y que por esta razón se genera una gran identificación con el espectador.

Murder Ballad es un musical que te deja con un gusto amargo porque se mezcla todo: “Lo físico con el amor. Para mí genera la misma sensación que el musical Casi Normales (una familia que lucha ser lo más normal posible frente a las adversidades), a mi gusto”.

Murder Ballad se estrenó en Broadway en el año 2012. Cinco después llega a Argentina de la mano de los productores Juan Pablo Martínez y María Eugenia Martínez y con dirección de Hernán Matorra: “Murder...sigue la línea del autor de Rent (Larson) de tocar temas que los musicales evitaban como tópico y convertir un amor en un thriller. Te quedás con las ganas de ver más, como si quisieras ver una serie de Netflix” en referencia a lo adictivo.

Algo de eso hay en los nuevos formatos de musicales de Broadway: “Son obras con elencos pequeños e historias profundas. En nuestra cartelera estamos acostumbrados a los grandes musicales de gran despliegue de producción. En Murder entre canción y canción pasan muy rápido los años y los procesos. Se conocen, se separan,s e casan y la crisis en ir y venir. Se saltean procesos y la puesta en escena excede el escenario. La platea será un lugar común entre los personajes en una sala para no más de 200 sillas”. Por si fuera poco, otra vez y van varias obras que protagoniza con Florencia Otero, su mujer en la ficción y en la vida real: “La conocí en Rent y trabajamos en Despertar de Primavera, Tango Feroz, Los Ultimos cinco años. Para mí trabajar con mi mujer es lo más natural y placentero del mundo. La descubro y me sorprende en cada función. Nos conocimos así y tenemos una enfermedad llamada amor. Cuando nos separamos en los trabajos, siempre queremos volver a estar juntos arriba de un escenario”, cuenta Tripel orgulloso de su mujer y de su hija, Nina.

American Idiot, una banda asqueada de la manipulacion de la TV

En cartel con Murder Ballad, Germán Tripel estará por cuatro semanas más. Pero, también, al mismo tiempo se lo verá en otro musical American Idiot a partir del 21 de agosto en teatro Broadway. Pero esta vez sin su mujer Florencia Otero y con elenco muy joven de la comedia musical.

“American Idiot surge como una fuerte crítica al mundo de la televisión. La trama parte de un disco que lanza la banda musical punk/rock Green Day en el año 2004 cuyas canciones en el disco hilvana una parodia al reality show musical American Idol. El musical se estrenó en 2009 con gran éxito”, señala Tripel.

Una temática en la que se siente identificado. Triple afirma que “a esta altura de mi carrera no quiero quedar bien con nada ni con nadie. Yo amo lo que hago. American Idiot trabaja en torno a tres amigos asqueados de la manipulación televisiva que se unen en una banda de rock pesado mezclados con algunas baladas para alivianar la situación asfixiantes por las que se atraviesa”.

“En teatro las cosas se miden por el número y no el talento”

Germán Tripel es muy crítico sobre el modo de producción sobre las tablas. El joven que surgió de la banda Mambrú, producto de un reality show Popstars (2002), tras el notable éxito y posterior crisis, se involucró con el género de la comedia musical.

Con una carrera de éxito asegurado, Triple prefirió transitar otro más largo, sinuoso pero seguro en sus pretensiones: “Soy de los actores que se hacen valer. Defiendo esta postura porque cuando no hay respeto se aniquila la profesión. Y medimos las cosas por el número y no talento”.

En el teatro se crearon varias cooperativas para llevar adelante las obras y para Tripel con este modo de producción se corre el riesgo de “desvirtuar el trabajo del actor. Se juntan productores, arman una cooperativa, traen una obra de afuera, convocan a un actor y si no puede llaman a otro. Yo creo que así se bastardea la profesión. O le dicen a los actores que trabajen gratis porque es una vidriera. El actor vive de actuar y cantar. Y nosotros no tendríamos que decir sí a todo. Nos tenemos que hacer rogar o desear porque somos necesarios”.

“Yo sólo estoy de acuerdo la cooperativa entre amigos porque no se guían tanto por estos valores. No están pendientes de la figuras de la TV. No quieren hacer un musical con gente que no es del palo, pese a que llenen. No están pendiente del viento de cola sino del talento existente”, completa Tripel.

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