El conductor se sinceró sobre uno de los dramas más difíciles que logró superar a través de una terapia con registros akáshicos. "Tuve muchos bajones y la idea de morirme estaba dando vueltas".

Julián Weich contó en detalle como una experiencia espiritual le cambió la vida para siempre y lo hizo superar pensamientos dañinos que arrastró durante años y años. En primera persona, reconoció que "mi grado de angustia era tan grande. Pensaba todo el tiempo en suicidarme. Hasta que entendí el porqué de algo que me acompañó toda la vida".

"Me hago registros akáshicos”, comenzó relatando Julián, para sorpresa de muchos, pero con una sonrisa en su rostro. “Y me pregunta la señora que me los hacía: ‘¿Usted piensa mucho en suicidarse?’. Le digo: ‘Todo el tiempo’”, se sinceró el conductor de Sorpresa y media, el recordado programa de entretenimientos de El 13.

“Me dice: ‘No lo haga, porque ya lo hizo en todas sus vidas anteriores y no le sirvió. Hizo sufrir a mucha gente con todos sus suicidios’. Y para mí fue mágico eso, porque nunca más se me ocurrió”, compartió Weich, a corazón abierto. "Mi grado de angustia era tan grande... Desde chico veía lo que no se veía, sentía lo que nadie me decía, y tenía una percepción enorme. Era muy angustiante. Tuve muchos bajones y la idea de morirme estaba dando vueltas, aunque nunca hice nada”.

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"Cuando resolví, a través de los registros akáshicos, que no era algo mío, sino que lo vengo arrastrando de vidas anteriores, dejó de ser un problema. Dije: ‘Ah, esto es algo hereditario’. Como si alguien te dijera: heredaste un tanque de guerra. ¿Y para qué lo quiero si no me interesa usarlo? Lo dejo ahí y que se arreglen. Fue entender algo que me acompañó toda la vida y que hoy ya no me pesa”, reflexionó, Julián.

JULIÁN VERSIÓN INTROSPECTIVO

“Cuando uno empieza a tener una vida más espiritual, eso que se logra va resultando más sustentable, más satisfactorio que cualquier premio, cifra de rating o la mismísima y tan sobrevalorada fama. Yo necesitaba que estar bien no fuese un trabajo, un esfuerzo, algo que se tornase insoportable”, compartió Julián, en diálogo con Infobae.

Con el tiempo descubrí que mejor que vivir ‘feliz’ o contento, es encontrar el modo de vivir en paz. Y te juro que cuando finalmente aprendés a vivir así, sabes atajar lo bueno y lo malo. No hay picos de euforia ni de tristeza, estás en equilibrio. Estás en paz. Puede que haya sido el cambio de óptica sobre la vida, no lo sé...".

"Aunque estoy seguro de que, desde hace catorce años, cuando dejé de comer carne, desapareció la sensación de competencia continua. Competencia por el éxito, las audiencias, hasta con uno mismo en el espejo para agradar o agradarse. Y yo perdí esa necesidad. De algún modo escapé de la agresividad que tiene la carne, porque ningún animal se suicida para ser comido”, cerró, Weich.

Julián Weich contó la experiencia paranormal que le salvó la vida

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