El reconocido actor y director teatral, continua presentando su unipersonal "Muerde" y se prepara para una nueva gira por el interior, Estados Unidos y España.
Concebido en el ámbito de un teatro, Luciano Cáceres no pudo -ni quiso- escapar de su destino de actor.
Muy reconocido por sus trabajos televisivos -en donde encarnó villanos memorables-, heredó de su padre la pasión por el teatro, y también como él, vivió en una sala teatral durante varios años.
El ganador de los premios Cóndor de Plata (por el filme "La mosca en la ceniza") y Martín Fierro (por la ficción "La 1-5/18" que se emitió en El Trece), no suele quedarse quieto y emprende permanentes desafíos profesionales.
Desde hace dos años protagoniza la obra "Muerde" -escrita y dirigida por Francisco Lumerman-, es la primera vez que en su vasta carrera profesional esta al frente de un unipersonal. Los resultados no sorprenden, el elogio del público y la crítica es unánime.
Antes de su nueva gira internacional, ofrecerá las últimas funciones de esta tercera temporada en Buenos Aires, el 23 y 30 de octubre y 6 y 13 de noviembre, a las 20.30, en la Sala Timbre 4 -México 3554, CABA-.
El 30 de octubre del 2023, Luciano Cáceres debutó con "Muerde", su primer unipersonal. Un thriller -casi policial- que cuenta la historia de René, un chico abandonado a su suerte en el taller familiar, que sólo quiere saber de dónde vienen sus heridas. La creación de ese personaje y el oficio de ser actor.
Imágenes capturadas con moto g86 5G
La experiencia de Luciano Cáceres personificando inolvidables villanos en la televisión, lo lleva a reflexionar sobre la realidad que atraviesa la sociedad actual y también, al recuerdo de una situación que fue la génesis de la obra que protagoniza hace dos años.
A los 48 años, Luciano Cáceres aprendió la manera de transitar por la vida mucho más tranquilo, entendió como andar liviano. Su filosofía de "preguntar por la negación" para obtener colaboración de la gente que trabaja con él.
Ante la hipotética posibilidad de no ser actor, Luciano Cáceres apuesta sus fichas por el oficio de constructor, basándose en su experiencia a la hora de las refacciones y edificaciones -en varias salas teatrales- y reconoce su don especial a la hora de los cálculos.
En su rol como padre de Amelia -su hija adolescente- prioriza el diálogo como herramienta fundamental para el mutuo aprendizaje diario. Preocupaciones, miedos y anécdotas que acompañad el día a día de su paternidad.
Luciano Cáceres recuerda la fallida función que realizó sólo para dos espectadores, pero que le permitió abrir una posibilidad laboral inesperada. El trabajo con amigos y la necesidad de que la buena energía fluya y este siempre presente en las giras.
La gira nacional de "Muerde" -que también lo llevó por Estados Unidos y España- le permitió a Luciano Cáceres contactarse con públicos de otras latitudes, en donde que pudo conocer sus problemáticas y reconocer a los "Renés" de otros lugares.
La disciplina física y mental para los distintos personajes y los matices que marcan la diferencia a la hora de encarar cada papel. La importancia de mantener la esencia para marcar la diferencia con el resto, esa particularidad que forja la personalidad y el carácter del actor.
Luciano Cáceres habla sobre constante lucha con el ego y destaca la importancia de volver siempre a lo colectivo. Su proceso de aprendizaje que le permitió posibilidad de disfrutar lo que la vida le ofrece, los premios y el reconocimiento. La historia del "corchito" del programa "Sábado Bus".
A lo largo de las tres temporadas que lleva en escena con su unipersonal "Muerde", ha recorrido varias veces el interior del país, llegando a pueblitos en donde el teatro se vive como una celebración especial. Sus viajes por el exterior y un recorrido que lo agota pero, a su vez, lo llena de energía.
Con la misma armonía que logran el yin y el yang, Luciano Cáceres maneja su gran pasión por la actuación -y dirección- con la serenidad que acompaña su andar fuera de la escena.
El hombre que disfruta de componer los malvados más temibles de la televisión se contrapone con ese padre amoroso que aprende de su hija adolescente.
En un mundo donde muchos hablan más de lo que hacen, hay un lugar destacado para Luciano Cáceres, un actor que no ladra, pero muerde.
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