La conductora de El bulo de Viviana se sinceró sobre lo que la haría feliz antes del descanso nocturno. "Alguien que me haga una suave caricia".
Lejos de lo que, quizá, muchos podían creer, Viviana Canosa confesó lo que le hace falta en los últimos minutos de la jornada diaria. La comunicadora se alejó de cualquier posibilidad de encuentro sexual y manifestó querer recibir algo tan importante como especial: mimos. "Necesito que me hagan eso a la noche".
"Chicos, descubrí lo que necesito para dormirme bien a la noche...", introdujo en tema Viviana a sus compañeros de aire en su programa del stream Carnaval. "a mi hija, por ejemplo (Martina, ya casi adolescente) le hago una rascadita en la espalda, un masajito en la nuca, le pongo una musiquita...", compartió la conductora, desde El bulo de Viviana.
"Necesito que me hagan eso a la noche. Me di cuenta anoche que me puse un podcast, que no me podía dormir y pensé en que necesito a alguien que me haga una suave caricia", se sinceró Canosa, ante sus oyentes y televidentes, sobre lo que le vendría bien en la previa a su descanso, en los últimos momentos del día.
"No estoy para lo otro eh...", advirtió, Viviana, para quienes pudiesen pensar que esa "antesala" a los mimos podría derivar en un encuentro íntimo. "Necesito a alguien que me cuide. No estoy para un chongo... Necesito a alguien que me haga el aguante hasta que me duerma. Que me hable suavecito, que me cuente un cuento", planteó la periodista, en voz alta, sobre sus actuales deseos.
"Entré al cuarto y baño de Martina y tuve que cerrar la tapa de la pasta dental”, relató Viviana, también desde su programa, dejando en claro que el orden es una de sus obsesiones y que le molesta como su hija Martina Borenztein, no le hace honor a su gusto personal. “Tuve que levantar toallas. Tengo una persona que me ayuda, yo ordeno antes de que llegue porque no soporto que vea el desorden. Algún quilombo sí, pero en los baños no”.
“Los baños tienen que estar ordenados dentro del desorden del que te terminas de bañar. Si no, me da pudor... En casa Martina me deja todas las alacenas con las puertas abiertas. Me deja el toallón en el suelo y los calzones tirados. El año que viene me hago una mini oficina y no laburo más en mi casa porque siempre hay alguien. Somos un quilombo a veces las mujeres”, adelantó, Canosa, en primera persona.