¡Bombazo en Italia! Juventus, club de Ángel Di María y Leandro Paredes, podría descender a la Serie B, segunda categoría del fútbol italiano, y no por malos resultados deportivos: la Justicia investiga "operaciones ficticias".
La Fiscalía de Turín avanza en la investigación y planea imputar por falsedad documental al expresidente del club, Andrea Agnelli, y otros diez exmiembros de la comisión directiva. Agnelli, el ex futbolista y dirigente Pavel Nevded, y el resto de los directivos que renunciaron la semana pasada por esta investigación serán juzgados por supuestas plusvalías ficticias por un monto de alrededor de 155 millones de euros y pérdidas declaradas inferiores a la realidad.
El Diario As de España informó que la compra de Cristiano Ronaldo en 2018 fue el desencadenante del escándalo: entre los 100 millones de euros del pase y su sueldo -cerca de 60 millones de euros brutos-, sus tres años en la institución agravaron la situación financiera de la institución y habrían sido la causa de los movimientos en los balances que hoy son acusados de fraudulentos.
En su investigación, la Fiscalía de Turín asegura que, entre 2018 y 2020, Juventus utilizó "trueques que no generaron movimientos financieros, con valores establecidos por ambas partes de manera arbitraria y con el objetivo de satisfacer las necesidades del balance". Todas esas operaciones fueron calificadas como "ficticias" por los investigadores. Otros traspasos que están siendo observados por la Justicia incluyen el trueque entre Miralem Pjanic (60 millones) y Arthur (72 millones) y entre Matheus Pereira (7,8 millones) y Alejandro Marques (8,2 millones).
Además, también se investiga el recorte salarial acordado con los jugadores en plena ola de Covid, en 2020: el club había anunciado una rebaja de 90 millones de euros brutos correspondientes a marzo, abril, mayo y junio. Sin embargo, los investigadores aseguran que la renuncia de los jugadores fue tan solo a un mes y no a cuatro, habiendo quedado los tres restantes aplazados para balances subsiguientes.
Para los fiscales y la comisión italiana que controla a las sociedades que cotizan en bolsa, los acuerdos privados con los jugadores para aplazar sus sueldos representaban "una deuda no comunicada en los balances".
Así, la Juventus ahora depende de cómo siga avanzando la causa y de lo que posteriormente dictamine la Justicia italiana, pero ya brota el recuerdo del Calciopoli, aquella investigación judicial por arreglos de partidos que en 2006 culminó con el descenso de la Vecchia Signora.
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