Ese cotejo deparó también las suspensiones de Emiliano Martínez, Giovani Lo Celso y Cristian Romero por dos jornadas, un saldo negativo para el representativo nacional y también para Brasil que deberá ceder la localía y jugar en cancha neutral si es que se juega.
A pesar de que ambos están clasificados al Mundial de Qatar, la FIFA pretende que se termine de cerrar el calendario. Todavía no hay fecha, ni lugar. Lo cierto es que Brasil tiene ganas de que se dispute en Australia, mientras que la Argentina quiere jugarlo después de la final intercontinental con Italia, que se disputará el primero de junio en Wembley.
Según la prensa brasileña, la intención del país vecino es jugar ese cotejo en Australia entre el 30 de mayo y el 14 de junio. Del lado argentino, primero quieren jugar contra Italia. También se habló de la posibilidad de que el duelo fuera en Estados Unidos. Es decir, por ahora hay mucho rumor y pocas certezas. La FIFA confirmó que deberá jugarse, pero no dijo ni cuándo ni dónde.
El clásico sudamericano quedó trunco el 5 de septiembre pasado en San Pablo, cuando se interrumpió con el marcador igualado sin goles a los cinco minutos de la etapa inicial. La interrupción se produjo cuando autoridades sanitarias brasileñas entraron al campo de juego para impedir que algunos jugadores argentinos participaran en el encuentro debido a una presunta violación del protocolo sanitario para mitigar los efectos de coronavirus que regía en Brasil.
El clásico quedó en veremos y las dos selecciones sacaron holgadamente sus respectivos pasajes a Qatar, sin necesidad de depender de esos puntos que había en juego. Luego hubo un fallo que ordenó completar el partido, aunque nunca se fijó fecha ni escenario.
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