La Justicia no trabajó mucho en la causa de la caída del avión de Chapecoense, y de momento los culpables no están en problemas jurídicos. En un principio, a comienzos de este año, cinco esposas de las víctimas demandaron al club por mala liquidación de sueldos, y porque consideraron a la tragedia como un accidente de trabajo. Las autoridades del club se defendieron rápidamente argumentando que la caída del avión no era responsabilidad del club. La causa no prosperó.
El problema es que, aparentemente, las pólizas de seguro no estaban pagas: en octubre el club dejó de cumplir con los pagos para mantenerlas, por lo que las compañía de seguros no querían ocuparse de los gastos correspondientes a la tragedia. Y no cobraron las indemnizaciones.
Rápidamente, las familias cambiaron la estrategia jurídica: decidieron ir contra la aerolínea, a quien responsabilizan por haber puesto al avión a volar a pesar de estar en malas condiciones: sabían que la autonomía del avión era menor a la distancia entre Santa Cruz de la Sierra y Medellín. Por eso, buscan conseguir resarcimientos económicos y que algunos controladores aéreos bolivianos también sean detenidos. En enero avanzarían con la causa judicial.
Quien sí se declaró culpable fue Gustavo Vargas Gamboa, el dueño de la compañía aérea LaMia. Asumió los cargos por homicidio culposo y pidió dos años de prisión. Renunció al juicio oral, y pidió que se eliminen los otros tres delitos que se le imputaban: lesiones gravísimas, lesiones culposas y desastre en medios de transporte. De todos modos, la Justicia boliviana no respondió al pedido del dueño de la aerolínea. Estuvo detenido durante un tiempo pero ahora se defiende en libertad.
En estos días, además, se conoció que Ricardo Albacete, un exsenador de Brasil, es uno de los posibles socios ocultos de LaMia y sería otro de los apuntados por los familiares de las víctimas.
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