Casco llegó a River con los vientos favorable de un gran año junto al Newell`s del Tata Martino jugando al estilo de los laterales del Barcelona que tanto admiraba Gallardo. Incluso lo hizo debutar casi sin entrenamientos ante Boca en septiembre del 2015, pero el camino fue un calvario y pasaron mas de 100 partidos para que la gente por fin lo ovacione.

“Sos Sorín, estás loco Milton, sos Sorín” grita el relator de River, Lito Costa Febre y en el estadio, como si fuese un gol, 50 mil personas gritan por un freno, un enganche y una gambeta de Milton Casco nada menos que ante Ricardo Centurión. No hace faltan que se organicen, el clamor popular, lee las mentes y todos se ponen a cantar; “olé olé olé Casco Casco”.

La jugada en cuestión, sobre la línea, cerca de los bancos, pegado a Gallardo. El primer espectador del asunto, es el símbolo que acabó convirtiendo en "amor del bueno" tantos desencuentros, enojos, fastidios que había cosechado Milton hasta ahora. Es verdad que no fue de un día para otro. Pero siempre hay un golpe que parte la piedra y el de Casco fue ese enganche.

Es verdad que su levantada viene desde mediados del año pasado, cuando vendieron a Marcelo Saracchi y no pudieron conseguir a Lucas Olaza. Una vez más Gallardo otra vez prefirió darle una chance a Casco y lo bancó como cuando se fue Vangioni. El entrerriano esta vez le respondió y desde entonces no faltó a ninguno de los partidos importantes que jugó el Millo.

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Desde junio del año pasado, Casco jugó 25 de los 32 partidos que disputó el equipo, siempre de titular y con una regularidad asombrosa. Sus ausencias tuvieron que ver con que el Muñeco había decidido cuidar a los titulares porque estaba jugando definiciones de Copa Libertadores o, este año, cuando les dio descanso en el partido ante Patronato.

Lo que cambió es parte del misterio de la mente humana dicen en River. “Las condiciones físicas y técnicas las tiene de sobra, es más es por lejos uno de los jugadores más capaces y más inteligentes para entender las cosas que tenemos, pero a veces la cabeza juega mal”, le confiaron hace unos días a este diario allegados al Muñeco.

Otra persona que conoce mucho a Casco agrega: “Es un jugador que necesita jugar seguido y con continuidad, esa es la diferencia, no es que hace click por algo, él necesitaba muchos partidos y River a veces no te lo da, con él hubo paciencia del cuerpo técnico y ahora están los frutos”.

Mas datos internos dan cuenta que es muy querido en el grupo y que su perfil bajo y su buena cara siempre - jugando o ni siquiera concentrando-, ayudó a que sea siempre un jugador de empuje para los compañeros. “Son esos jugadores que en silencio y con perfil bajísimo siempre tiene onda positiva”, confiaron desde el corazón del plantel.

Más allá del gol que anotó ante Racing, Casco empezó a demostrar que podía en el partido ante Boca y en las semifinales con Gremio. Su perseverancia para pasar al ataque con criterio y su resto físico para volver y marcar ya empezaron a amigarlo con la gente que tanto lo había insultado y que, incluso, habían hecho campañas para que se vaya en redes sociales.

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Eso sucedió a fines del 2017 cuando River perdió frente a Boca tras caer en semifinales con Lanús y le cayeron con todo recordando que su presencia estaba emparentada con los pocos malos momentos del equipo. Aquella semifinal perdida con Huracán de la Sudamericana de 2015 donde fue titular y apenas duró 45 minutos, la caída ante Independiente Del Valle en la Libertadores del 2016, cuando perdió con San Lorenzo en 2017 y se perdió la chance de pelear el título local y las derrotas ante Willsterman y Lanús en la Libertadores del 2017.

Todo aquello circuló en la redes, mofándose del jugador y en muchos caso pidiéndole al DT que los saque del equipo. Incluso se evaluaron alternativa de préstamo y no fue casual que Saracchi haya llegado y haya sido titular. Por ese tiempo, Casco tuvo que volver a remar desde atrás cuando se suponía que iniciaría su etapa de titular.

Casco lo hizo pasear a Centurión
Casco lo hizo pasear a Centurión

Antes a fines del 2016 cuando empezaba a querer quedarse con el puesto de Vangioni una lesión lo dejó en banda y le quitó la continuidad que tanto buscaba. Fue en octubre de 2016, en un partido ante Arsenal, cuando se le rompió el tendón de aquiles del tobillo izquierdo.

Regresó en el 2017 y cuando volvió a tener continuidad, el bajón del equipo y algunas malas actuaciones desembocaron en muchas dudas y en la búsqueda de un lateral para que lo reemplace. Sin embargo se repuso y el año pasado luego de un primer semestre dónde jugó sólo 4 partidos, dos de ellos por la lesión de Saracchi, agarró el carril de la buenas actuaciones y no salió más.

Las rondas finales de la Copa Libertadores 2018 (en la fase inicial no habia jugado ni un minuto y ni al banco fue) firmó la planilla siempre y jugó todos los minutos a un nivel altísimo. Esa fue la plataforma para este despegue.

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