Para Eduardo Domínguez no era un clásico más y el resultado pareciera ser la gota que rebalsó el vaso del maltrecho ciclo del entrenador en Independiente. El indicio de lo que sería una inminente renuncia a su cargo fue el hecho de retirarse del Cilindro de Avellaneda sin brindar declaraciones.
La derrota ante Racing por 1-0 -con un golazo de chilena de Gabriel Hauche- profundizó una herida que venía hace un tiempo, sobre todo por la salida de varios futbolistas y la falta de refuerzos que pretendía el DT, como se dio en el caso de Rodrigo Aliendro, quien finalmente pasó a River Plate.
Domínguez llegaba al enfrentamiento de este domingo en el ojo de la tormenta. Dos derrotas consecutivas, ante Patronato, de visitante, y Platense, de local, ambos por 3-1, deterioraron la imagen del ex Colón.
Desde el juego tampoco consiguió ganarse algún mérito. El equipo no funcionaba de manera ideal y los resultados en la Liga Profesional lo refleja: siete puntos, producto de cuatro derrotas, un empate y dos victorias.
Con este panorama, Eduardo Domínguez decidió irse sin hablar del Cilindro, pasar de largo haciendo la vista gorda por la zona mixta y sembrar incertidumbre en cuanto a su continuidad. Esta semana será trascendental.
comentar