Con goles de David Silva y Nicolás Otamendi, el City de Pep Guardiola se impuso por 2 a 1 ante el United de José Mourinho y se quedó con el Clásico de Manchester, disputado en el Old Trafford. Rashford anotó el empate parcial.
La máquina ciudadana sigue invicta, lidera la Premier League con 46 puntos, con once de ventaja por sobre su escolta -precisamente el Manchester United- y por si fuera poco, enhebró su 14to triunfo de forma consecutiva, para convertirse en el segundo equipo en los 129 años de historia de la Liga inglesa que lo logra, igualando al Arsenal que lo hizo entre febrero y agosto del año 2002 -El City es el primero que lo consigue en una misma temporada-.
Con libretos tan antagónicos como definidos, el dueño de casa apostó por el sello Mouriño: orden táctico y la velocidad para contragolpear, mientras que la visita propuso el método Guardiola: circulación y tenencia de balón. El resultado: ambos equipos anulándose durante gran parte de la primera mitad.
Pese a esto, el marcador inclinaría primero para el lado del City, que por intermedio del español Silva, quebró la resistencia del United con un lindo movimiento. Ya casi llegando al descanso, el local aprovechó el primer error de los centrales de Guardiola. Otamendi no calculó bien un envío largo y Fabian Delph falló su despeje para que Rashford marcara en el segundo palo y decretara el empate.
El segundo tiempo ofreció un trámite de mayor intensidad. Nuevamente una pelota parada le permitió al puntero poner la historia a su favor. En una falta lateral Lukaku despejó mal y Otamendi aprovechó el rebote para concretar el 2 a 1 con una especie de tijera desde el piso -cuarto gol en sus 11 últimos partidos-.
Lejos de provocar una reacción local, el tanto dio confianza al City, que manejó la pelota con solvencia ante un United que se limitó a esperar recuperar para poder jugar en largo con sus delanteros.
En la recta final, el United se volcó al ataque para quemar las naves y tratar de revertir lo que parecía consumado. Sobre los 85 minutos, lo tuvo en dos ocasiones con Lukaku y Juan Mata. Sin embargo, Ederson, primero con la cara y luego con el pecho, evitó la caída de su arco y le permitió a su equipo, festejar la victoria en el clásico y más allá de que aún la temporada no pisó su mitad, empezar a probarse la ropa de campeón.
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