En la Copa, River se hace el Scocco

Y sumada a la ida de Sebastián Driussi al Zenit ruso, la ilusión de los hinchas de River recibió un fuerte sopapeo.

Pero, con trabajo silencioso, Ignacio Scocco terminó poniéndose la capa para ser el salvador de los goles importantes. Conviviendo con el “Gordo y el Flaco”, Driussi y Alario, Nacho Scocco esperó su momento y respondió a la perfección.

Ante Lanús, por la semi de ida de la Copa Libertadores, el ex Newell’s fue responsable de que el Millonario ponga un pie en la final del certamen de desvela a más de uno.

Treinta y dos años y doce goles, en todas las competencias con La Banda, suma el 9 de manda a guardar todo lo que toca y, en el juego de la similitudes, tiene aires de Alario.

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El diálogo con el Muñeco Gallardo siempre está. En el caso de Lucas Alario, cuando el ex Colón tuvo su bautismo como titular en la Copa Libertadores fue en semis de la edición 2015 ante Guaraní en Paraguay y en el vestuario, cuando el DT le comunicó la idea de ponerlo desde el vamos, el Pipa transmitió completa confianza al decir: “Para eso me trajeron”.

El resto de la historia, con su gol de emboquillada para sentenciar el pase a la final, es historia conocida como así también su tanto de cabeza para inaugurar el marcador en el desquite final ante Tigres, en el Monumental, del histórico 3 a 0.

Mientras que también con goles claves el experimentado Scocco, quien llegó desde un turbulento Newell’s, escribe nuevos capítulos que suceden en las noches de copas. La escuadra paraguaya, en octavos, fue víctima de Nacho, como así también Jorge Wilstermann, en cuartos, a quien le mostró una manito de goles.

Cinco veces infló la red Scocco luego de que la historia en Paraguay, donde falló un gol debajo del arco, sea 3 a 0 en contra de los de Gallardo. Y el martes luego de días en los que habló muchísimo con Gallardo, pues le avisó que frente a Lanús iba a ser el único atacante, Scocco lo hizo de nuevo.

A nueve del final el delantero de 32 años tomó un rebote dado por el arquero Andrada y mandó la bocha al fondo del arco no sólo para que tras el primer chico de semis River ponga un pie en al final, sino que hacer que los hinchas riverplatenses respiren aliviados.