Una década atrás, el mundo futbolero ya se lo imaginaba: Lionel Messi iba a hacer historia. Por ese motivo, en Barcelona ya lo consentían y, aunque no fuera obligatorio, Pep Guardiola se metía a la Pulga en el bolsillo y accedía a su petición de disputar los Juegos Olímpicos de Pekín.
Con la figura estelar del rosarino y la presencia de los más experimentados Juan Román Riquelme y Javier Mascherano, los dirigidos por Sergio Batista fueron como máximos candidatos a la competencia. Además, dentro del plantel se encontraban promesas como Chiquito Romero, Sergio Agüero, Fernando Gago y Ezequiel Lavezzi. ¡Un equipazo!
Después de pasar su grupo sin sobresaltos, el equipo tuvo su mayor escollo en los cuartos de final frente a Holanda. Pero tras empatar 1-1 en los 90 minutos –goles de Messi y Otman Bakkal-, Angelito Di María ponía la ventaja definitiva en tiempo extra.
Ya en semifinal, los argentinos le dieron una muestra de fútbol al rival de siempre y se impusieron por 3-0. Los goles antes los brasileños fueron obra del Kun en dos oportunidades y Riquelme de penal al cierre del partido.
Sin dudas, el momento más recordado por todos se produjo en la final contra Nigeria. En un encuentro en el que los africanos demostraron su potencia física, Fideo sumó una dorada al medallero cuando picó sutilmente la pelota por encima del arquero.
Este plantel conformaría la base que acarició la gloria en la Copa del Mundo 2014. Criticados por sus subcampeonatos en el último lustro, y su penoso paso por el Mundial de Rusia, esta generación seguramente obtenga un mayor reconocimiento con el correr de los años.
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