Para terminar una semana convulsionada, la barra brava de Rosario Central, compuesta por un grupo de al menos 10 personas, visitó a los jugadores y al cuerpo técnico auriazul antes de la práctica matutina de fútbol que se desarrolló este viernes en el Gigante de Arroyito y a puertas cerradas.
Cabe recordar que el martes por la tarde el técnico Diego Cocca había declarado que si no le ganaban a Godoy Cruz, renunciaba a su cargo, tras la goleada en contra por 3 a 0 ante Estudiantes. Y ayer en conferencia de prensa, mantuvo la misma postura, dando a entender que eso no sucederá porque tiene plena confianza en que sus dirigidos revertirán la compleja situación.
Pese a que el equipo no puede salir de la zona de descenso directo, debería disputar un desempate contra Patronato para mantener la categoría, al acumular 9 partidos sin ganar con apenas 7 puntos sumados en 27 disputados.
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Según la información que trascendió, la charla entre las partes fue “en buenos términos”, aunque les exigieron “ganar” por la historia del club. También dialogaron con varios dirigentes que al enterarse de lo sucedido se acercaron hasta el estadio.
La frutilla amarga que le faltaba al postre en un complicado contexto deportivo que vive el club rosarino.
Mientras que en lo estrictamente futbolístico, Cocca puso en cancha la misma formación que en el ejercicio táctico de ayer. En consecuencia, el equipo tendrá dos cambios para recibir mañana a Godoy Cruz, desde las 17:45 horas, respecto a los once que cayeron con Estudiantes. Con los ingresos de Miguel Barbieri y Diego Zabala por Matías Caruzzo y Nicolás Colazo, respectivamente. Además de cambiar de esquema, pasará a jugar con un 4-3-3, dejando de lado el tradicional 4-4-2 que venía utilizando en el campeonato.
La formación: Jeremías Ledesma; Nahuel Molina, Miguel Barbieri, Diego Novaretti y Emanuel Brítez; Diego Zabala, Fabián Rinaudo y Leonardo Gil; Ciro Rius, Claudio Riaño y Lucas Gamba.