Sin dudas la luna de miel de River con la AFA en los años 2000 tiene una sola razón el gran cariño y respeto político que Julio Grondona tenía por José María Aguilar, que primero como secretario general del club y luego con dos mandatos presidenciales logró uno de los vínculos más estrechos con Viamonte. Los dos hechos puntales que certifican el asunto son el marco legal de lo que luego se conoció como los “derechos de formación” y “la batalla de la Sociedades Anónimas”.
En el primero de los casos, el tema acabó siendo una ley aprobada por la FIFA que le sumó mucho poder a Grondona entre las federaciones de menores recursos y fue Aguilar quien más bregó desde sus conocimientos legales para que esa ley que hoy está en vigencia se ponga en práctica. Antes, los jugadores se iban por la patria potestad y los clubes formadores quedaban con los bolsillos vacíos. Aguilar desde la redacción y desde el corpus legal y Grondona desde el poder real la convirtieron en un consumado.
La otra gran prueba de amor entre Grondona y Aguilar, la primera, fue cuando el presidente de la AFA en 1998 eligió al hombre de River para que dé pelea a las andanzas de Mauricio Macri que desembarcaba en la presidencia de Boca con el proyecto de las Sociedades Anónimas. Al poco tiempo ese debate acabó en una votación histórica en el predio de la AFA con una frase no menos inolvidable de parte de Grondona. “Mauricio perdimos 38 a 1” le dijo don Julio a un Macri derrotado.
La presidencia de Passarella no tuvo la mejor onda con la AFA de Grondona. El Káiser le desconfiaba desde sus tiempos de jugador y habían tenido una pelea grande tras el Mundial 98 que incluyó temas económicos y a Carlos Avila, dueño de Torneos y Competencias. Passarella lo primero que hizo fue enviar a Diego Turnes a las reuniones -aún hoy esas relaciones que supo hilvanar lo sostienen con poder dentro de la estructura de Chiqui Tapia-.
Sabía el Kaiser que no lo veían con bueno ojos en Viamonte porque había dejado correr el rumor que sus ganas eran ser presidente de la AFA. Eso más el mal trato a Aguilar lo dejaban mal parado ante Grondona. Hasta que sucedió un hecho que fue casi una explosión. Un cambio de árbitro previo a un Superclásico y una charla telefónica con insulto incluido.
En mayo del 2011, River jugaba en la Bombonera y, en la previa, Passarella recibe el llamando de Don Julio, que le dice que Baldassi por una apendicitis no iba a dirigir y que nombrarían a Patricio Loustau y no a Maglio, que era el cuarto designado. Aquel partido terminó en un escándalo: River perdió y Passarella llamó a Grondona. "Después del partido lo llamé y le dije: '¿Qué responsabilidad tenés ahora? No nos cobraron cinco penales'. Me respondió que tenía que comprar un arquero. Justo Carrizo había tenido un mal partido. Ahí me calenté mal. Con su experiencia me tendría que haber invitado un café el martes. No, él me provocó y le dije: 'por qué no te vas a la re puta que te parió. Sos Alí Babá y los 40 ladrones. Andate hijo de re mil putas. Después la pasé horrendamente mal".
Luego, el propio Passarella iría a una reunión de comité ejecutivo de manera sorpresiva. En medio de la reunión pidió la palabra y le dijo a Grondona; “Es hora de que te levantes del sillón y des un paso al costado”. No volaba una mosca y nadie sabía qué iba a pasar. Grondona se levantó, corrió su silla alta, dio un paso al costado y dijo, “Está bien así”. La reunión siguió como si nada. La vida de River luego entraría en su zona más oscura la del descenso.
Con la asunción de Rodolfo D’ Onofrio se abría una nueva etapa signada por un dato alentador. El propio padre de D’ Onofrio había sido interventor de la AFA y el actual presidente de River recordaba algunas visitas de chico a la calle Viamonte. “Estaba tanteando el terreno conociendo el funcionamiento y tratando de entender cuando sucede la muerte de Julio Grondona”, contaría D’Onofrio con el tiempo y explicando que luego todo se complicaría.
Desde esos tiempos hasta los actuales, la relación entre River y la AFA fue casi una disputa permanente que lo alejó de todas las decisiones importantes en estos últimos años. Una frase del propio D’Onofrio en una charla privada que fue figurativa y se tomó literal cuando dijo hay que poner una bomba y empezar todo de nuevo dio rienda suelta a las disputas.
D’Onofrio fue parte de una alianza política junto a Tinelli que tuvo enfrente el poder de Segura, Angelici y Moyano más lo resabios del ascenso y el poder que empezaba a pesar del macrismo. Luego lo conocido, la elección increíblemente empatada, la intervención del gobierno con Armando Pérez y el poder de Boca sin River.
Finalmente, el llamado a elecciones de 2018 donde River quiso liderar una oposición a Chiqui Tapia y el poder de Angelici y no llegó a presentar lista. Otra vez quedaba afuera de la mesa directiva. Si bien luego con la Superliga volvió a tener participación, el recelo siguió y recién con los cambios políticos que dieron fin al macrismo y con la salida de Angelici de Boca se dio esta chance de un regreso. El tiempo será testigo de si de ahora en más las relaciones vuelven a los carriles de los viejos tiempos.