Tras su primera temporada completa, limitó los cambios de horarios y días a casos de fuerza mayor: solo en el segundo tramo de la competición, apenas el 3% cambió la fecha prevista de los encuentros

La premisa de la Superliga era lograr que el desarrollo de su torneo no sea impredecible como históricamente lo fue. Que la programación adelantada por semestres se completara tal cual se proyectó. Tras una primera mitad ordenada, la segunda parte se acercó al ideal infalible y solamente seis de los 198 partidos concretados cambió o postergó su desarrollo. El 97% de los encuentros se jugó según lo previsto a comienzos de año.

Los números son auspiciosos, sobre todo si se los contrasta con los datos previos a la creación de la Superliga: el último torneo de Primera División organizado por AFA -una asociación entonces intervenida por la FIFA y con una incesante puja política-, los números fueron otros, con postergaciones, cambios de horarios y sin demasiadas previsiones de los días de juego.

En ese contexto, el comité de regularización no modificó el comportamiento histórico de la AFA: cambios de días y horarios a pedido de los clubes o por imponderables. A tres fechas del comienzo, el primer cambio que hubo fue el del horario de San Lorenzo - Vélez.

Pero hubo otras circunstancias en el torneo pasado: la reanudación del torneo a mitad de año tuvo una demora de 80 días por huelga de futbolistas y rosca electoral. La fecha 15 tuvo que esperar.

De esa fecha, Talleres - Independiente fue el partido que más demoró en ponerse al día. Atlético Tucumán y River no jugaron junto al resto de los equipos la fecha 22 y tuvo varias tentativas para disputarse, hasta el 31 de mayo, aunque estaba originalmente programado para el domingo 30 de abril.

Más debió esperar el encuentro entre Defensa y Justicia y el Rojo, postergado el 24 de marzo y jugado el 11 de junio. Prácticamente cada fecha tuvo su modificación. En cambio, para el torneo que acaba de concluir, la Superliga programó con fechas y horarios la primera mitad del torneo y al margen de alguna modificación insignificante, solamente Independiente y Central tuvieron pendiente su juego por la fecha 11 y Godoy Cruz ante Lanús debió esperar, por la final del Grana en la Libertadores. Fueron 168 partidos en 12 jornadas.

Desde la reanudación en enero del certamen en que Boca logró el bicampeonato, se jugaron 198 partidos, sin cambios en el 97 por ciento de los casos y apenas un tres por ciento de modificaciones: las de la fecha 15 entre Independiente y San Lorenzo por el artículo 107 del reglamento que prevé aplazamiento de partidos cuando hay una fecha de Libertadores.

Lo mismo sucedió con River ante Estudiantes. Boca ante San Martín debió suspenderse por motivos de seguridad y Colón Vélez se suspendió por incidentes y fue reprogramado. Los últimos y por lluvia fueron Gimnasia - Boca y Racing Arsenal, ya saldados.

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