La postura de Gerard Piqué sobre la independencia de Cataluña generó una grieta enorme en el vestuario del seleccionado español. Tan radical y tan convencido está el central del Barcelona sobre lo que piensa que puso su renuncia a disposición. Este martes, el entrenador Julen Lopetegui armó una reunión con todos los futbolistas para limar asperezas. El otro bando, para colmo, lo conduce otro referente: Sergio Ramos, su compañero de zaga.
En el cónclave, Lopetegui marcó una idea clara: tirar para adelante y enfocarse en la clasificación a Rusia, dejar atrás los conflictos políticos y prepararse para los partidos contra Albania como local e Israel de visitante. Ahí, en ningún momento Piqué deslizó su idea de irse. Ramos tampoco lo apuró. Todo se desarrolló en paz. Afuera de la cancha, en el campo de entrenamiento, algunos hinchas ayer insultaron al culé.
"En el vestuario no hablamos de política, hablamos de fútbol", dijo Thiago Alcántara. "Las críticas a Piqué ya aburren", aportó Koke. Piqué tiene algo en claro: el final de su etapa con el seleccionado español está en Rusia 2018. Todavía no. La crisis lo golpeó, pero de momento no lo derribó. Habrá que ver de qué manera lo reciben en Alicante el viernes, cuando España sea local ante Albania.
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