Las expectativas que generó el regreso de Racing, el puntero de la Superliga, quedaron hechas trizas. Menos de media hora le alcanzó a un Gimnasia mucho más sólido, para sellar un dos a uno que le sirvió para ganar la copa en juego, todo esto en el triste marco de un estadio semivacío.
Hay motivos, sobrados, para justificar el 2 a 0 con el que Gimnasia se fue a los vestuarios. Es que el equipo de Troglio salió con decisión y con juego por los costados, a presionar al rival. Una presión que dio rápidos resalados, ya que a los cinco minutos se puso en ventaja. Todo nació de la exquisita pegada del paraguayo Ayala y luego de sendos defectuosos rechazos de Nery Domínguez y de Orban, llegó la tijera de Mussis, que se clavó arriba, a la izquierda.
No pareció acusar recibo la Academia que sintió las ausencias de algunos nombres ilustres. Entonces, mientras le dieron las energías, Gimnasia continuó con esa tarea y antes de la media hora duplicó la ventaja. Otra vez la puso Ayala y el que apareció fue Guanini, con un cabezazo letal. Y hasta pudo haber marcado un tercero, por un blooper que Javi García enmendó sobre la línea.
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Sorprendido, el Chacho Coudet quitó a Pol Fernández del eje central, para ubicar allí a Cardozo y a partir de allí, se vio un equipo un poco más parecido al de la Superliga y hasta generó una situación: luego de una pifia de Guanini, el pibe Cuello se la cedió a Cristaldo y el medido tiro del Churry, de comba, se fue apenas desviado.
En el comienzo del segundo se dio la misma tónica. Creció Cuello, en Racing y la Academia tuvo un par de situaciones, aunque sin la más mínima claridad.
Coudet le dio media hora a Centurión y Zaracho y Ricky obligó a volar a Martín Arias, llegó el descuento de Cristaldo y allí se vio lo mejor, con dos tiros en los palos, uno por lado.
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