"Disfruten de este día. Salgamos a la calle orgullosos este 9 de diciembre como todos los 9 de diciembre de nuestra vida. Gracias, River", anuncia el líder espiritual de toda esta locura de 5 años y medio inolvidables que tocaron la cima del cielo más alto en aquella final en Madrid ante Boca.
Hoy nadie le falló porque Marcelo Gallardo no necesita dar órdenes, la gente le cree, porque tienen con que creer y eso sucede en este día y cada día en que se cumpla años por la gesta de una final tan inédita como insuperable.
No hay nada más dijo aquella vez y a la eternidad le clavaron en el ángulo una fecha histórica. Este lunes fue la primera vez con un festejo que ni las derrota increíbles ante San Lorenzo y Flamengo pudieron manchar.
El puntapié inicial lo dio la medianoche con el Muñeco cantando en el centro del campo de juego junto a 70 mil hinchas como si fuera un pastor, un rockstar o un líder político a punto de cambiar el mundo. Nadie se fue masticando bronca por la derrota y todos volvían sobre aquellos días de diciembre de la levantada en la Boca, de la suspensión en el Monumental, del delirio de viajar a Madrid, de la lengua de Darío Benedetto y tantas cosas que se sellaron para siempre.
Y hoy salieron todos a la calle con mil casacas y mil historias personales remontadas a ese día. Amores, pasiones, cábalas, rutinas, lugares, charlas, todo lo que se hizo aquel 9 de diciembre en Madrid, en Núñez, en cualquier lugar del mundo quedó grabado y suspendido en la memoria por el final de la película. Allí sobre Udaondo apostado contra las vallas, tirados a la sombra y sobre todo recordando, de a miles fueron llegando para repetir la felicidad y por sobre todo para no olvidar.
Iúdica condujo la fiesta de River Plate y recibió una silbatina
Durante el día, adentro del club se vivieron emociones fuertes con todos los empleados, mezclados con los directivos y metidos dentro del campo de juego para una foto que seguro será un mural invaluable para el museo y para la memoria colectiva.
Allí las sonrisas no cabían y el Monumental silencioso parecía tener todavía los ecos de la noche donde se empezó a festejar.
Afuera la gente empezó a llegar a apoco tratando de evitar el calor agobiante y mirando los relojes donde la exactitud les iba a poner en sus mentes los instantes precisos que edificaron la gesta.
Así fue los puntos más altos de emoción de la tarde fueron cuando a las 17.55 llegó el pase atrás de Nacho Fernández para que Lucas Pratto festeje en modo oso con la coreografía que muchos repitieron desde la calle.
Luego sólo hubo que esperar el tiempo suplementario para que a las 18:49 horas sea Juan Fernando Quintero el protagonista del zurdazo en el ángulo para salir corriendo mostrando el número de su espalda mientras los hinchas volvieron a delirar como aquel diciembre de frío en Madrid y de lluvia en Buenos Aires.
Pero el plato fuerte llegó en un suspiro posterior y tras un leve sufrimiento, a las 19 horas se inició la inolvidable corrida del Pity sin arquero, con Javier Pinola disparado como escolta, con Quintero mirando el pase que había dado y con medio equipo gritando el gol antes que la pelota entre para un 3-1 que retumbó casi con tanta potencia como en el 2018.
Esa proyección se repitió por la fanpage del club y fue seguida en diversas ciudades del mundo y con eventos en filiales del interior del país y en el exterior, para que el festejo no tenga límites. Todo terminó al atardecer con música y fuegos artificiales.