Las explicaciones pueden ser muchas para este momento, y los culpables más fáciles de señalar son los jugadores.

¿Por qué estamos a un partido de quedarnos a fuera del Mundial?. Las explicaciones pueden ser muchas para este momento, y los culpables más fáciles de señalar son los jugadores, pero estos días de estrés y angustia futbolera, de saber que efectivamente podemos mirar el mundial por TV, tiene básicamente como responsable a la dirigencia que luego de la muerte de Julio Grondona se encargó de complicar la vida del fútbol argentino.

Su luchas por el poder, los egos incontrolables por quedarse con el sillón de Don Julio y el juego político; dejó una tierra arrasada que se llevó puesto cualquier plan de trabajo, imprescindible para desarrollar un proyecto deportivo en cualquier deporte.

Los técnicos que precedieron a Jorge Sampaoli, Gerardo Martino y Edgardo Bauza nunca tuvieron el apoyo necesario para poder hacer lo que ellos pensaban que había que hacer, y como consecuencia de eso llegó Sampaoli que se arriesgó a tomar al equipo ante la necesidad de la dirigencia, y lo hizo con su avalancha de ideas renovadoras que hasta ahora aportaron más confusión que otra cosa.

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Fueron los dirigentes los encargados de vaciar el ciclo del Tata Martino cuando le hicieron la vida imposible para armar el equipo que debía ir a los Juegos Olímpicos de Río.

La negativa de negarle los jugadores y poner en duda la participación en Río no podía tener otra consecuencia que la renuncia del técnico que había llevado a la Selección a dos finales, -perdidas-, pero dos finales al fin. Eran tiempos de Luis Segura, de una AFA derrumbada que miraba su propio ombligo, incendiada por la lucha política.

“Fue el único que no pregunto cuanto iba a ganar”, así Armando Pérez, cabeza de la Comisión Normalizadora explicó como Edgardo Bauza llegó a la selección. El Patón dejó su estable trabajo en San Pablo para hacerse cargo de la chance que jamás imaginó tener.

Pero su tiempo de descuento empezó a correr ni bien firmó. Entre algunos malos resultados y la novedosa llegada de Chiqui Tapia como presidente de AFA su destino tenía fecha de vencimiento.

La derrota contra Bolivia en La Paz, donde hace tiempo ya gana cualquiera, fue su ultima función. Mientras tanto Argentina no pasaba la mitad de la tabla, jugaba mal, pero nadie nunca se puso a imaginar este presente.

Jorge Sampaoli llegó antes a la selección que Chiqui Tapia a la AFA. Dirigentes y jugadores se enamoraron de su estilo de elite, capaz de solucionar todos los problemas (incluida la clasificación al Mundial), pero no hubo magia.

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Con este recorrido que tuvo la selección es casi milagroso que estemos a un partido de clasificar (o quedarnos afuera), después de todos los desastres de conducción que hubo, pero es la realidad. Los otros “culpables” son los jugadores, claro. Incapaces de dar el plus necesarios para elevar el nivel y demostrar los motivos de sus convocatorias.

Salvo Messi, el resto puso en juego su puesto en cada partido abriendo la consabida “renovación de nombres”, que por lo visto no dio muy buenos resultados.

Todas las acciones tienen una consecuencia, y el papel de la dirigencia en esta eliminatoria fue decisiva para estar a un paso del golpe mas grande que puede recibir el fútbol argentino en su historia.

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