Vélez jugó gran parte del partido con diez y sin su arquero titular que salió lesionado, pero igualó sin goles con Huracán en Parque Patricios
Vélez se llevó un empate con sabor agridulce en su visita a Huracán por la octava fecha del Torneo Clausura. En el estadio Tomás Adolfo Ducó, el Fortín igualó 0-0 en un partido atravesado por la polémica del VAR, la temprana expulsión de Agustín Lagos y la preocupación por la lesión del arquero Tomás Marchiori, que encendió las alarmas de cara al choque copero contra Racing.
El primer tiempo ofreció emociones rápidas. A los 14 minutos, Francisco Pizzini abrió el marcador para Vélez, pero el tanto fue anulado tras la revisión del VAR, que detectó un offside milimétrico de Michael Santos en la jugada previa. Poco después, Marchiori quedó tendido con dolor en la rodilla tras un despeje y debió ser reemplazado por Álvaro Montero, quien tuvo su debut con la camiseta velezana.
Como si fuera poco, a los 29 minutos el Fortín sufrió la expulsión de Lagos, que ya estaba amonestado y fue sancionado por una fuerte patada a Rodrigo Cabral. Desde entonces, los dirigidos por Gustavo Quinteros jugaron más de una hora con un futbolista menos.
Huracán intentó aprovechar la superioridad numérica. En el segundo tiempo, Eric Ramírez de cabeza y Agustín Urzi con un potente remate desde afuera estuvieron cerca de abrir el marcador, pero Montero respondió con solvencia y sostuvo el arco en cero. Vélez, por su parte, se replegó e intentó sorprender con alguna réplica aislada, aunque le costó generar peligro con un hombre menos.
La visita mostró carácter y resistencia para llevarse un punto de Parque Patricios que lo deja con 15 unidades en el Grupo B, en la tercera posición, mientras que el Globo llegó a 12 en la Zona A y continúa en mitad de tabla.
Más allá del resultado, la principal preocupación en Liniers pasa por el estado físico de Marchiori, pieza clave en el arco, pensando en la inminente serie de Copa frente a Racing. El empate, pese a las dificultades, deja al Fortín con la sensación de haber sobrevivido a una noche adversa.