El entrenador de Boca, que falleció este miércoles a sus 69 años de edad, partió como quería: dirigiendo al Xeneize, con la ropa azul y oro puesta y la felicidad del triunfazo ante la Lepra.
Miguel Ángel Russo falleció este miércoles por la tarde a sus 69 años de edad tras una larga lucha con un cáncer de próstata y un debilitamiento general de su salud. Russo se fue feliz, dirigiendo a Boca, cerca del césped y en las últimas horas vestido con la ropa azul y oro junto a su familia y con la alegría de la goleada 5 a 0 a Newell's.
La dura enfermedad con la que batallaba desde hacía varios años lo obligó a alejarse de las canchas a finales de septiembre, pero transitó sus últimos días con su sonrisa característica y vestido con los colores del Xeneize por pedido propio. Dio todo hasta su último respiro por Boca y se fue con sus colores puestos.
Mientras estaba internado con cuidados paliativos en su casa en Palermo, el experimentado entrenador le pidió a sus familiares y seres queridos que le pusieran ropa del club. Así decidió irse de este mundo, con un shortcito azul y oro como el que usó en sus primeras prácticas en Estados Unidos durante el Mundial de Clubes.
Su estado de salud había empeorado mucho desde el miércoles de la semana pasada y ya no estaba en condiciones de dirigir, por lo que su lugar en el corralito frente a Defensa y Central Córdoba fue ocupado por su ayudante Claudio Úbeda. Sin embargo, ni el deterioro físico ni la lejanía entre su hogar y Boca Predio le impidió seguir atento las prácticas del plantel profesional con una comunicación continua con Úbeda.
Además, a menudo era visitado por su cuerpo técnico y el fin de semana también pasó a saludarlo y charlar de fútbol Juan Román Riquelme, quien lo encontró activo y con buen semblante. Russo recibía material de cada entrenamiento para que lo analizara detalladamente porque, a pesar de todo, él nunca quiso sacarse el buzo bostero.
El pasado domingo, si bien ya estaba menos lúcido y más debilitado, juntó fuerzas para prender el televisor y mirar el partido de Boca contra Newell's por el Torneo Clausura. Como si fuese un hincha más, festejó la paliza 5 a 0 que ubicó a sus dirigidos en lo más alto de la Zona A y su buen humor contagió a todos sus seres queridos. Y ante Newell's ni más ni menos con el sentimiento que tiene por Rosario Central.
Otra de las personas que lo acompañó en sus últimos días fue Gonzalo Belloso, presidente canalla. “Estuvimos todo el tiempo en su casa, su señora Mónica, sus hijos, su representante, los amigos de toda la vida”, contó, visiblemente conmovido por la muerte. Y reveló que llamó a la AFA para que un sacerdote pudiera darle la bendición: “Cuando el padre terminó de rezar el Padrenuestro, Miguel falleció. Fue una escena muy fuerte y muy serena al mismo tiempo”.
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