Ellas tienen 9, 13, y 15 años, nacieron en Santa Fe y en su corta vida vivieron en carne propia lo que era la violencia familiar. Pasaron por un instituto de menores a la espera de que alguien las adoptara con el único requisito de que no las separaran. Y después de mucho tiempo, ese deseo se cumplió.
Alicia Imola llevaba 11 años queriendo adoptar, pero nunca podía concretar su anhelo. Un día, estaba en su casa de Inriville, en Córdoba, y se enteró que en la provincia vecina había tres niñas que esperaban por un hogar.
“Llevaba 11 años anotada en el registro de adopción de Córdoba y nunca fui llamada”, recordó en un programa de Rosario. Hasta que vio una convocatoria en esa ciudad de Santa Fe y no dudó en anotarse.
Alicia fue elegida entre 266 postulantes para adoptar a las hermanitas. “A pesar de que ellas están en casa hace un montón de días, es diario el conocerse”, sostuvo emocionada hasta las lágrimas.
Además, aconsejó a quienes estén anotados en el registro de adopción que pierdan “el miedo a tener niños grandes porque nos dan muchas satisfacciones”.
“Me siento totalmente orgullosa de ellas”, confesó y contó que pasó de vivir sola a “tener tres terremotos que pasaron a darle luz y vida a la casa”.
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