El término Gate remite a todo escándalo político de relevancia, alcanza al plano económico y social, y suele ser utilizado también en el deporte y el espectáculo. Cada hecho seguido de esas cuatro letras generalmente esconde una trama llena de instrigas. De todos ellos, el Watergate es -quizás- el más celebre. Aquel cimbronazo provocó la renuncia de un presidente de los Estados Unidos: Richard Nixon. Fue el 8 de agosto de 1974. Se cumplieron 46 años de aquel suceso.
El caso se desencadenó el 17 de junio de 1972, a raíz de un robo de documentos en el complejo de oficinas Watergate de Washington D. C -sede del Comité Nacional del Partido Demócrata de Estados Unidos-, y el posterior intento de la administración Nixon de encubrir a los responsables. Cuando la conspiración se destapó, el Congreso de los Estados Unidos inició una investigación, pero la resistencia del gobierno de Richard Nixon a colaborar en ésta condujo a una crisis institucional.
Bob Woodward y Carl Bernstein, dos periodistas del Washington Post, fueron personajes claves en esta historia. De la mano de su fuente confidencial, resaltada como Garganta Profunda y que a la postre, 30 años después, se verificara como William Mark Felt –subdirector del FBI en la década del 70-, encontraron que el robo contaba con ramificaciones políticas vitales para el andamiaje del gobierno de Nixon.
El drama se magnificó en la televisión y Nixon buscó la manera de apaciguarlo. Con la opinión pública en contra, los medios de comunicación exponiéndolo cada vez más y un Congreso envalentonado, el juicio político al presidente tenía el camino allanado.
El presidente, cada vez más debilitado, llevó adelante diferentes maniobras para obstruir la investigación. En una de las más recordadas, logró la destitución de Archibald Cox, el fiscal especial del caso, y la anulación de la oficina de investigación.
Nixon reconoció el 4 de agosto su actuación en el encubrimiento. Y el 8, sin apoyo político, decidió renunciar, dejando en el cargo a Gerald Ford, su vice.
El caso rompió el molde del sistema político del país norteamericano. Y concretó lo que es, hasta el momento, la única salida anticipada de un jefe de la Casa Blanca.
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