Romina Atencio es coach y mentora de mujeres y parejas. Para cualquier consulta, comunicarse al correo electrónico [email protected]. Instagram: @diosalmica. YouTube: @rominaatenciocoaching.
Podríamos interpretar el bienestar, simplemente, como “estar bien”. Sin embargo, no podemos dejar de asociar el bienestar integral a la salud, especialmente, cuando recurrimos a la definición de la OMS (Organización Mundial de la Salud) que define justamente la salud como: “estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”.
Ahora bien, ¿a qué se refiere la OMS cuando habla del bienestar físico, salud y emocional? Está hablando de una persona saludable. Es decir, que una persona saludable y que no está enferma, para la OMS es una persona que está integralmente bien.
Esto nos recuerda que no podemos desasociar cuerpo, mente y espíritu. Que no podemos aislarnos, y no contemplarnos como individuos sociales, relacionales, inmersos en una cultura y en una sociedad, que deberían hacernos bien. Estar bien mentalmente debería tener, como consecuencia directa, estar bien físicamente. A su vez, si no olvidamos el aspecto social, nuestras relaciones deberían ser también saludables. Cuando descuidamos alguno de estos aspectos, el físico, el mental o el social, se producen desequilibrios que nos llevan a la falta de salud. Entonces, nuestro cuerpo puede estar perfecto, es decir, no tener alguna enfermedad visible. Pero, si mentalmente y socialmente, no estamos bien, según la Organización Mundial de la Salud, carecemos de salud.
¿Ahora entiendes por qué, cuando nuestros vínculos son tóxicos, por ejemplo, podemos enfermarnos físicamente? ¿O cuando sufrimos estrés, o algún desorden mental, también podemos enfermarnos físicamente? Lo mismo ocurre al revés. Cuando estamos atravesando alguna enfermedad física, si no estamos rodeados de personas que nos acompañan, si nuestro trabajo no es un trabajo de nuestro agrado, y si nuestra mente nos juega una mala partida, podemos desbordarnos a tal punto que podemos caer en un círculo vicioso del que luego sería muy difícil salir.
Los hábitos saludables suelen asociarse únicamente a lo físico y a lo mental. Es interesante replicarlos también en lo social.
Revisemos cuáles serían, por ejemplo, hábitos integrales de la buena salud.
-En términos físicos: un buen descanso, una buena hidratación, la medida justa de ejercicios como para poner el cuerpo en movimiento y no atrofiar ninguna articulación, una alimentación completa (siempre digo, una ensalada que tenga muchos colores es una ensalada completa) es una alimentación colorida, natural, no importa, si sos vegetariano o no. Importa que seas consciente de lo que te hace bien. A nivel físico, también es importante tener en cuenta una higiene periódica, y siempre recomiendo hábitos naturales. Cuanto menos paquetes abras en tu vida, mejor. Cuantos menos envases consumas en tu vida mejor.
-A nivel mental: te recomiendo bajar los niveles de estrés, revisar qué estás consumiendo en los medios, diarios, teléfono, películas. Te invito a revisar qué pensamientos son más recurrentes para vos. Cepillar nuestros pensamientos como cepillamos nuestro cabello día a día es importantísimo. Para no enredarnos mentalmente, como se enreda el pelo si no lo peinamos.
-A nivel social: la invitación es a revisar cada una de nuestras relaciones. Relaciones de pareja, de amistad, laborales y de familia. No obligarnos a sostener vínculos tóxicos que nos hacen mal. Buscar relaciones empáticas, donde no sólo sean empático con vos, sino también, buscar relaciones en las que vos te sientas motivado a empatizar. Busca relaciones en las que vos te sientas convocado o convocada a acompañar, escuchar, disfrutar. No te obligues a sostener relaciones por más cercanas y antiguas que sean, donde no estés disfrutando una conversación, por ejemplo. Donde encuentres muchos reclamos, o donde por ejemplo, te sientas tironeado o tironeada. Esas son señales de relaciones tóxicas, que hacen mucho daño a la salud y al bienestar.
Romina Atencio
De todas formas, en mi interpretación personal, primero el bienestar es interior. Cuando no estoy bien internamente, difícilmente pueda estarlo afuera. El afuera, tu vida, tu pareja, tu trabajo, tus vínculos, tu casa, tu entorno, son el reflejo de tu estado interno. Si querés saber cómo está tu estado interno, simplemente mira tu exterior, si no te gusta lo que ves afuera, comienza a mirar más hacia adentro. Querer cambiar afuera sin mirar adentro, es como querer sanar una enfermedad de un árbol, curando las hojas y no yendo a revisar qué es lo que está pasando en la raíces.
En conclusión, lo que te sugiero, es que prestes atención a todo tu ser. Que te mires como un todo. Que entiendas que no podemos aislar aspectos individuales, sino que tenemos que mirarnos como lo que somos. Como un individuo en relaciones en un ambiente determinado consumiendo determinadas cosas. Imagínate que te estás observando desde el cielo ¿qué ves? ¿Está bueno lo que ves? Esas son preguntas que deberías hacerte, porque de esta manera, podés ver desde otra perspectiva, tu entorno, tus relaciones, y tus hábitos.
Te dejo un cariño y nos reencontramos el próximo domingo. Recordar que si querés que tengamos una sesión, podemos hacerlo de forma virtual. Podés contactarte conmigo únicamente mediante mensajes de WhatsApp al 116016-5378. También podés seguirme en mis redes sociales: @Diosaalmica en Instagram y TikTok.
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