“Estamos buscando a dos personas en Rojas, a una en Quilmes y a otra en Moreno”, señaló Fabián García, director de Defensa Civil bonaerense. Con más de 410 milímetros de agua caída, el epicentro del fenómeno se ubicó en la zona de Zárate y Campana, donde se produjeron desbordes, anegamientos, destrozos y la evacuación de cientos de vecinos.
El temporal que arrancó durante la madrugada del viernes y siguió durante toda la jornada del sábado y las primeras horas del domingo provocó una de las emergencias hídricas más graves de los últimos años en la provincia de Buenos Aires. Con más de 410 milímetros de agua caída, el epicentro del fenómeno se ubicó en la zona de Zárate y Campana, donde se produjeron desbordes, anegamientos, destrozos y la evacuación de cientos de personas.
En ese contexto de lluvias torrenciales en continuado, se confirmó la muerte de un hombre, identificado como Diego Uriburu, quien fue hallado sin vida luego de haber desaparecido mientras viajaba entre San Antonio de Areco y Baradero. La víctima, de 71 años y tío de la modelo Sofía Zámolo, había sido visto por última vez sobre la ruta 41. Su vehículo, un Renault Kwid, fue encontrado tras una intensa búsqueda de los bomberos y personal de rescate de la Provincia.
En paralelo, las autoridades informaron que todavía hay cuatro personas desaparecidas. “Estamos buscando a dos personas en Rojas, una en Quilmes y una en Moreno”, señaló Fabián García, director de Defensa Civil bonaerense, a La Nación. Fuentes del gobierno de Axel Kicillof indicaron al mismo medio que las tareas de rastrillaje continúan activas.
El impacto del temporal fue demoledor. El número de damnificados en toda la provincia asciende a unas 30.000 personas, de acuerdo con lo que precisó este lunes el ministro de Desarrollo de la Comunidad bonaerense, Andrés Larroque. El Ejecutivo bonaerense puso en marcha desde el inicio de la emergencia un comité de crisis encabezado por el ministro de Seguridad, Javier Alonso, quien describió el episodio como un fenómeno climático “extraordinario” que afectó 70.000 kilómetros cuadrados, es decir, cerca de una cuarta parte del territorio bonaerense.
“Hubo más de mil rescates de personas en riesgo de vida”, expresó Alonso. En algunos casos, se necesitaron más de 40 bomberos atados entre sí para socorrer a familias atrapadas por las aguas. Las zonas más golpeadas fueron Zárate, Campana, Arrecifes, Rojas, Salto, Baradero, Chacabuco, Suipacha, Morón, Moreno, Quilmes y sectores de La Matanza. En varios de estos distritos, las clases permanecen suspendidas y todavía hay barrios enteros sin acceso por vía terrestre. “Muchos de los lugares que se inundaron nunca antes se habían visto alcanzados por el agua”, alertó el funcioonario.
Uno de los puntos más críticos fue la ruta 41, donde no solo se produjo la desaparición y posterior muerte de Uriburu, sino también otros rescates extremos. “Una familia entera fue arrastrada por la corriente. Solo se veía el techo de la camioneta”, relató Alonso.
Por el momento, permanecen cortados algunos tramos de la ruta 9 y se evalúa el estado de los puentes que podrían haber sido dañados por la fuerza del agua. Desde el Ministerio de Desarrollo de la Comunidad se enviaron hasta ahora más de 7.200 bidones de agua, kits de limpieza, frazadas y colchones a los distritos afectados.
Larroque precisó que la asistencia inicial implicó una inversión de 808 millones de pesos, y que se proyecta un desembolso total de 3.100 millones de pesos a medida que se completen los relevamientos. La coordinación con los municipios fue, según el funcionario, “fluida y eficaz”.
También resaltó el trabajo conjunto con el Gobierno, en especial a través del Servicio Nacional de Manejo de Emergencias. “Una vez que el agua se va, empieza otra etapa: la reconstrucción. Y ahí también vamos a estar presentes”, afirmó Larroque.
García, en tanto, informó que la emergencia afectó a la mitad de la población de la provincia, unas 15 millones de personas. Aunque en las últimas horas la situación comenzó a normalizarse, con vecinos regresando a sus hogares, este lunes por la tarde quedaban, aproximadamente, 700 evacuados. “El panorama ahora es mucho más tranquilo que el sábado”, indicó. Ese día, se contabilizaron unas 7.000 personas que habían tenido de abandonar sus viviendas.
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