A quince años de su muerte, Lady Di marca el rumbo a seguir
Tres lustros se cumplen hoy del trágico accidente que le costó la vida a la Princesa del Pueblo: amada por los suyos, despreciada por la realeza, su imagen mítica obligó a girar sobre la marcha.
Hace hoy quince años, Lady Di, la Princesa del Pueblo, moría junto a su novio Dodi al Fayed en un accidente de tránsito en un túnel de París, mientras era perseguida por los fotógrafos. Nacía el mito, nacía la leyenda. Y nacía también una enseñanza para la familia real: no apartarse nunca de su recuerdo....
Es que su trágico destino desató una ola de histeria y dolor en el Reino Unido, a la que la reina Isabel II reaccionó con tanta frialdad que degradó peligrosamente sus índices de popularidad. Los alrededores del palacio de Buckingham se llenaron de flores, cartas, mensajes de luto y cariño a la ex mujer del príncipe Carlos, a la que los británicos veían como una víctima de las conspiraciones del palacio. La decisión de Isabel II, que se encontraba en Escocia, de no volver a Londres tras el accidente mortal en el que murió a los 36 años su nuera y madre de dos de sus nietos años indignó a los británicos y desató una ola de críticas hasta ese momento impensables para la respetada soberana.
Comenzaron las teorías conspirativas en torno a la muerte de la súperpopular princesa de Gales, que se convirtió en un verdadero quebradero de cabeza para la monarquía británica. La lección fue aprendida por la sabia reina: Diana pasó de ser un problema a un ejemplo a seguir por la casa real más famosa del mundo y...santo remedio: Isabel II recuperó el apoyo de sus súbditos. Los Windsor han tenido que adaptarse a los tiempos y ha aprendido de los errores. Tanto, que se urdió una estrategia pro Diana que tuvo su punto culminante con la boda en 2011 de Guillermo, hijo mayor de Diana y Carlos, con Catalina Middleton. La boda se trató de un enlace entre una pareja que llevaban juntos ocho años, que se querían y en el que la novia no era de sangre azul: exactamente, todo lo contrario de lo que ocurrió con los padres del novio treinta años antes, que apenas se conocían cuando se casaron y que resultó a todos los efectos un matrimonio concertado.
Además, tanto Guillermo como Enrique, su hermano pequeño, han seguido el ejemplo de su madre, a la que mencionan constantemente.