El huracán Harvey se fortaleció y alcanzó ayer la categoría 4 tras aumentar sus vientos máximos sostenidos a 215 kilómetros por hora, configurándose como la peor tempestad posible capaz de generar inundaciones en Texas desde dos frentes distintos: la lluvia y las marejadas.
Harvey adquirió fuerza con rapidez porque deambula sobre aguas cálidas profundas y bajo vientos tranquilos a 12.192 metros (40.000 pies) de altura.
Su avance es lento y se prevé que se mantendrá sobre la costa de Texas hasta mediados de la próxima semana, lo que significa que los aguaceros se medirán en decímetros y no en centímetros.
Junta todos esos factores y tienes un desastre en potencia, al grado que el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos ha adoptado términos cada vez más aterradores en relación al fenómeno climático, como “catastrófico” o “peligroso”.
“La zona de Houston y Corpus Christi van a ser un desastre por mucho tiempo”, dijo el investigador de la Universidad de Miami, Brian McNoldy, quien señaló que Harvey podría ser una amenaza económica como lo fue Katrina en 2005. “No recuerdo una tormenta que haya tocado tierra que sea muy poderosa y de muy lento desplazamiento, y que ni siquiera avance al interior y se quede estacionada en la costa”, declaró McNoldy.
Para colmo, el actual pronóstico del centro de huracanes para los próximos cinco días es que Harvey se mantendrá en la costa y conservará fuerza suficiente de tormenta tropical hasta el miércoles por lo menos. Luego, a principios de la semana entrante, volverá a las aguas cálidas del Golfo de México que le darán fuerza, y entonces quizá vuelva a azotar la zona de Houston-Galveston, que podría estar ya inundada para entonces.
Durante el tiempo que deambule por el litoral, la tormenta podría dejar de 60 a 90 centímetros (de dos a tres pies) de lluvia en zonas que carecen de capacidad suficiente incluso para desahogar precipitaciones menores. La tempestad configura una situación de pesadilla sin precedentes, según los meteorólogos. Los aguaceros quizá causen inundaciones a gran escala en el interior, es decir agua que buscará salir al mar. En sentido contrario podría venir un incremento de la marea de 1,2 a 1,5 metros (de 4 a 5 pies).
“En esencia, no hay a dónde se vaya el agua”, dijo el experto en marejadas Hal Needham, quien trabaja para Marine Weather and Climate. La Bahía de Galveston, adonde normalmente suele escurrir el agua de lluvia, ya tendrá un aumento de marea. “Es cada vez más probable que algo realmente malo vaya a pasar”.
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