Los huracanes son fenómenos meteorológico devastadores. Pueden causar desde casas destrozadas hasta muertes. Sin embargo, una cosa que llama la atención es cómo son nombrados estas tormentas.
A lo largo del tiempo, la manera de bautizar estos fenómenos fue cambiando hasta llegar a las reglas actuales.
Cada año, al inicio de la temporada de huracanes, se prepara una lista que incluye nombres por cada letra del alfabeto. Con excepción de un par de siglas que contienen pocas denominaciones (Q y X por ejemplo)
Las listas se reciclan cada seis años y no son iguales en todas partes del mundo. En ese punto, cuando un huracán es devastador y entra "en la historia" los nombres ya no aparecen. En ese momento son sustituidos por otros que arrancan con la misma letra.
Esta idea comenzó a principios del siglo veinte gracias al australiano Clement Wragge. El meteorólogo utilizó un nombre propio femenino para referirse a un huracán y la oficina del Tiempo de Estados Unidos adoptó esa posición.
No obstante, recién en 1978, los institutos de meteorología comenzaron a incluir nombres de varones en tormentas del Pacífico Norte. Hasta ese momento, eran todos de mujeres.
La presión por parte de grupos feministas para comenzar a poner nombres de hombres recién llegó en ese año. Desde ahí en Estados Unidos tomaron la decisión de altenar entre nombres de hombre y mujer.