Diego Loscalzo, el sindicado autor de la masacre de Hurlingham, dijo haber sido abusado sexualmente cuando tenía 12 años por un conocido de su familia y que tanto él como su pareja Romina Maguna, una de las víctimas, son portadores de VIH, informaron fuentes judiciales.
Estos datos se los reveló anoche el acusado al médico legista y especialista en psiquiatría Enrique Javier Gallego, durante el examen clínico de rigor al que fue sometido en la Dirección Departamental de Investigaciones (DDI) Morón.
Fuentes judiciales informaron a la agencia Télam que este es un estudio obligatorio para poder llevar a cabo luego la indagatoria del imputado, en la que Loscalzo (35) estuvo asistido por un defensor oficial y se negó a declarar ante la fiscal de la causa Paula Hondeville.
El informe del perito Gallego ya fue incorporado al expediente judicial y en el mismo se precisó que el acusado refirió que sufrió violencia infantil y un abuso sexual a los 12 años de parte de un conocido de su familia.
También dijo que cuando tenía 20 años fue agredido con un arma blanca en la zona abdominal, a raíz de lo cual debió ser sometido a una cirugía, y que no toma ninguna medicación. Según las fuentes, Loscalzo, alias “El Chino”, negó tener hábitos tóxicos ilegales y antecedentes neuropsiquiátricos, tanto a nivel familiar como personal.
El imputado contó que vivía “normalmente” con Maguna (36) y los dos hijos de ésta, en tanto que él tiene ocho hijos de cuatro mujeres diferentes a los que no ve hace tiempo. Luego, Loscalzo confesó que tiene VIH pero que no se lo trata desde hace mucho y que su pareja también era portadora, precisaron las fuentes.
Para el médico legista, el imputado evidenció signos de “frialdad emocional”, ausencia de “ideas patológicas” y conserva su “juicio crítico” de la realidad, por lo que concluyó que “no es demente” ni presenta “alienación mental”, por lo que está en condiciones de “discernir entre lo lícito y lo ilícito”. Además, el informe añadió que durante el examen, Loscalzo no manifestó “riesgo para sí ni para terceros” y que se deberían llevar a cabo una serie de estudios complementarios para certificar con mayor rigor científico el estado de la salud mental del acusado cuando fue cometida la masacre.
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