De dilatada trayectoria política, Guillermo Francos será el encargado de tender los puentes entre el gobierno que viene y la oposición.
Una hora después de cerrados los comicios, Guillermo Francos se convirtió en la primera figura de La Libertad Avanza en evaluar la jornada electoral cuando todavía no se podían difundir datos. Fiel a su estilo, se mostró cauto, firme y sereno. Aventó los fantasmas que se habían forjado a lo largo de la semana respecto de la confiabilidad de la elección, precisando que no habían faltado boletas, que las habían podido reemplazar.
“Hemos tenido una elección transparente, fiscalizada por ambas propuestas electorales”, aseguró, y no omitió referirse a quienes habían trabajado a lo largo de la jornada cuidando el voto: “Agradecemos a los que han participado y por supuesto a los fiscales de la otra fuerza política”. No citó al PRO, que a ellos se refería, sino que fue más amplio, a sabiendas de que no solo el macrismo hizo su aporte: también hubo algunos radicales que participaron.
El papel de Francos ha sido valioso en la campaña, aportando una cuota de racionalidad que tranquilizó a parte de los que ven al fenómeno Milei con intranquilidad. Su aporte será clave en la gestión que llega al poder. De él se espera que haga aquello por lo que lo hicieron venir desde el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en el que fue designado en 2019 por Alberto Fernández.
De dilatada trayectoria política, Francos será el encargado de tender los puentes entre el gobierno que viene y la oposición. Conocimiento no le falta: presidió hacia fines de los 80 el Partido Federal, tras el fallecimiento de su fundador, Francisco “Paco” Manrique; y en 1996, fundó el partido Acción por la República junto a Domingo Cavallo -a quien Milei admira-.
A través de esa fuerza llegó al Congreso como diputado nacional en 1997. Presidió esa bancada hasta que en el año 2000, cuando se acercaba el final de la gestión de la Alianza, dejó la política para dedicarse a la actividad privada. Su argumento fue “cansancio moral”.
En el año 2007 participó de la gestión de Daniel Scioli presidiendo entre 2007 y 2011 el Banco Provincia.
Ahora vuelve a la política activa para aplicar el conocimiento acumulado durante tantos años en una tarea que será realmente clave para una fuerza que no tendrá mayorías en el Congreso. A él tocará encabezar la búsqueda de acuerdos para avanzar con las reformas del nuevo gobierno que necesiten leyes. Para ello pondrá al servicio de La Libertad Avanza su capacidad de negociación y el conocimiento que tiene de la tarea legislativa, dentro de una fuerza cuyos diputados y senadores prácticamente no tienen antecedentes legislativos, como así tampoco tiene gobernadores propios. Con ellos -los peronistas, y sobre todo los de Juntos por el Cambio- deberá mantener un diálogo permanente.
No la tendrá fácil en la empresa que tiene delante suyo, pero el presidente electo confía en él y por eso lo ha elegido para encabezar el Ministerio del Interior, desde donde tendrá un rol relevante en la gestión que se iniciará el 10 de diciembre.
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