La pandemia del COVID 19 nos recuerda que nuestra salud depende de la salud del ambiente, y que la salud del ambiente depende de nosotros.

Estamos inmersos en una crisis global. Uno de los graves problemas que afrontamos tiene que ver con el cuidado del planeta.

Hace años que miles de personas, especialmente grupos de jóvenes activistas, se movilizan en todo el mundo pidiendo medidas urgentes para proteger el medio ambiente. Tenemos que convertir este pedido en un reclamo de todos.

La pandemia del COVID 19 nos recuerda que nuestra salud depende de la salud del ambiente, y que la salud del ambiente depende de nosotros.

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Los coronavirus son zoonóticos, es decir, patógenos que se contagian de animales a humanos. Esto ha ocurrido históricamente, pero los actuales efectos de la degradación de los ambientes y las altas concentraciones de población hacen que estos contagios no solo sean más probables, sino que sus consecuencias se sufran a una escala mayor.

Podemos consolarnos con pensar en algún animal lejano como chivo expiatorio, culpable de todos nuestros males, pero lo cierto es que se trata de la crónica de una pandemia anunciada. Los cambios que los humanos hemos introducido irresponsablemente en los ambientes son la causa real de esta situación que atravesamos.

La evidencia científica anticipa que, si continuamos con las viejas prácticas y políticas, esta pandemia no será la última y quizás ni siquiera sea la peor.

Este peligro debería movilizar en la comunidad global un sentido de urgencia por cambiar nuestra relación con los ambientes y con los animales.

Los viejos modelos de producción y consumo deben dar lugar a un nuevo paradigma que garantice el uso sostenible de los recursos para las nuevas generaciones. Es momento de saldar de una vez por todas la dicotomía inútil entre economía y ambiente.

Este problema es extremadamente complejo. Necesitamos nuevas políticas y regulaciones a gran escala para que el cambio sea significativo y sostenible en el tiempo. Además, necesitamos más evidencia científica en estas áreas. Esta es una razón más para ver a la ciencia como la base esencial de cualquier sociedad que pretenda sobrevivir y prosperar. Resulta urgente, por ejemplo, conocer más y mejor acerca de los animales que actúan como huéspedes de patógenos y sobre los potenciales mecanismos de contagio entre animales salvajes, ganado y humanos.

La salud, lo sabemos, es un componente esencial del desarrollo humano. Y, en este sentido, cuidar el medio ambiente es fundamental. Porque si los suelos o el aire están contaminados, si el agua que bebemos o con la que regamos nuestros cultivos está deteriorada, nuestra vida se ve afectada.

Se trata de cuidar el lugar del que formamos parte para promover la salud humana, animal y de la Tierra. Cuidar el medio ambiente

Facundo Manes es neurólogo y neurocientífico. Presidente de la Fundación INECO

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