Pablo “Bebote” Álvarez fue detenido junto a más de cien barras de la facción disidente de Los Diablos Rojos antes del partido entre Independiente y Rosario Central. La policía aplicó la Ley del Deporte para evitar un choque con la barra oficial.
La violencia volvió a golpear a Independiente. En la previa del partido contra Rosario Central por el Torneo Clausura, Pablo “Bebote” Álvarez fue detenido junto a más de un centenar de integrantes de su facción de Los Diablos Rojos, cuando intentaba avanzar hacia el estadio Libertadores de América–Ricardo Bochini para recuperar la tribuna Norte, hoy dominada por la barra oficial. El operativo policial evitó un enfrentamiento que, según fuentes de seguridad, era “inminente”.
La policía bonaerense interceptó al grupo y detuvo a sus integrantes bajo las figuras de “intimidaciones públicas”, “resistencia a la autoridad” y por infracción al artículo 5 de la Ley del Deporte, que sanciona la instigación y promoción de grupos violentos.
Más de 100 barras quedaron alojados en comisarías de Avellaneda y, aunque se prevé que recuperen la libertad este domingo, el operativo frenó lo que pudo haber sido un episodio de extrema gravedad. Durante la detención, hubo forcejeos y disparos de balas de goma: cuatro barras fueron trasladados al hospital local y uno de ellos deberá ser intervenido quirúrgicamente.
La tensión venía escalando desde hace días. Álvarez había encendido la mecha en redes sociales al anunciar el regreso de “Los Diablos Rojos” al estadio y felicitar a quienes “se aguantaron más de tres años afuera de la cancha”. Desde el otro lado, la barra oficial -reunida en un club de Barracas- respondió mostrando banderas robadas y entonando amenazas directas: “Bebote, querido, te vamos a cagar a tiros”.
En paralelo, la Aprevide detectó más de 150 actualizaciones sospechosas de carnets en la sede de Independiente, lo que interpretó como una maniobra del ex jefe de la barra para facilitar el ingreso masivo de su facción. El organismo intimó al club a entregar el listado de socios habilitados para el partido ante Central, pero Independiente no aportó la información requerida, lo que encendió aún más la alerta de las autoridades.
La interna entre barras arrastra larga data. Tras la caída en prisión de Bebote, la conducción quedó en manos de Juan Ignacio Leczniki y Mario Nadalich, quienes conformaron el grupo Los Dueños de Avellaneda y desplazaron al histórico jefe.
A su salida, Álvarez intentó recuperar terreno, pero encontró resistencia y la aparición de otras facciones, como la liderada por los hermanos David y Emanuel Escubilla. Los recientes hechos en el duelo de Copa Sudamericana contra Universidad de Chile, que derivaron en derecho de admisión para buena parte de la barra oficial, reactivaron las ambiciones del ex líder.
La situación explotó esta semana, cuando Bebote se cruzó en plena calle con Mauro Romero Avendaño, referente de la barra oficial del barrio Piñeiro, actualmente con derecho de admisión por la brutal agresión a hinchas chilenos. La pelea, breve pero violenta, fue el anticipo del choque mayor que ambos grupos venían anunciando para este sábado. Álvarez incluso publicó videos desafiantes, mostrando banderas presuntamente robadas, y propuso una “pelea final” para definir quién se queda con la tribuna Norte.
Finalmente, la intervención policial evitó un enfrentamiento que parecía inevitable. El despliegue de seguridad permitió que el partido comenzara a las 21.30 sin incidentes, aunque la sensación en Avellaneda es que este episodio es apenas un capítulo más en una disputa interna que promete continuar. Tanto desde la facción de Bebote como desde la barra oficial anticipan que no darán un paso atrás en la batalla por el control del territorio.
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