El restituido presidente del club de Boedo se presentó en las oficinas de la institución en Avenida La Plata acompañado por la policía. Un grupo de hinchas lo recibió con insultos y todo terminó en escándalo.
En medio de su crisis institucional, San Lorenzo sumó este lunes un nuevo capítulo, cuando Marcelo Moretti, recientemente restituido en el cargo de presidente, se presentó en la sede de Avenida La Plata acompañado por oficiales policiales como custodia.
Su regreso a las oficinas del club se dio en medio de un clima interno caldeado, con las secuelas de la derrota ante San Martín de San Juan y los fuertes reclamos de los hinchas que piden elecciones anticipadas y la salida de toda la dirigencia. Varios fanáticos lo recibieron con insultos y, con el correr de las horas, se fueron autoconvocando cada vez más y todo terminó en escándalo: le tiraron proyectiles y escapó corriendo a un patrullero.
El operativo se desplegó para garantizar la seguridad del dirigente, cuya figura genera divisiones tanto dentro de la Comisión Directiva como entre los socios.
Moretti decidió regresar al edificio administrativo con la intención de retomar el control total del club, luego de que la Justicia anulara la reunión de Comisión Directiva ocurrida el 16 de septiembre, en la que se había consumado la acefalía, y dejara sin efecto la Asamblea Extraordinaria que debía realizarse este lunes.
El retorno del presidente no significa el fin de la crisis, ya que, tal como lo dispuso la Justicia, San Lorenzo deberá convocar en los próximos 15 días a una nueva reunión dirigencial para evaluar la continuidad o no de los miembros de la Comisión Directiva.
En caso de que se mantengan las renuncias presentadas semanas atrás, podría volver a producirse una acefalía. Pero, según trascendió, ese escenario hoy parece poco probable debido a que algunos dirigentes comenzaron a revertir su decisión inicial y analizan permanecer en sus cargos.
El regreso de Moretti también revive viejas polémicas, ya que continúa siendo investigado por “administración fraudulenta”, a raíz de la cámara oculta en la que se lo vio guardando 25.000 dólares presuntamente entregados por la madre de un juvenil que buscaba ser fichado en las inferiores del club.
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