Un informe de la consultora Focus Market afirma que las principales cadenas de supermercados vienen alertando sobre el avance de nuevos tributos provinciales y municipales, que se intensificaron en los últimos meses. Aseguran que "cuando los impuestos bajan, los precios también".

Un litro de leche, que hoy cuesta alrededor de $2.650 (de los cuales 24% son impuestos), con una estructura impositiva más razonable (del 11%), pasaría a costar $2.232. El dato pertenece a un informe económico, que da cuenta del peso excesivo que los tributos ejercen sobre el precio final de los consumos masivos.

Según la consultora Focus Market, autora del informe, lo mismo ocurre con el pan (que pasaría de $1.700 a $1.470 por kilo), los fideos (de $1.571 a $1.323 por medio kilo) o la carne vacuna, que en el caso del peceto podría pasar de $12.999 a $10.761 por kilo.

"En todos los casos, el recorte impositivo representa una mejora directa y visible para el bolsillo. Y aunque los márgenes pueden variar según la cadena de valor, la diferencia es clara: cuando los impuestos bajan, los precios también", destacó el trabajo, que lleva la firma de Damián Di Pace.

El especialista advirtió que la preocupación por la carga fiscal no es solo un tema técnico, también es una advertencia constante del sector privado.

"Las principales cadenas de supermercados vienen alertando sobre el avance de nuevos tributos provinciales y municipales que, lejos de moderarse, se han intensificado en los últimos meses", señaló.

Los ejemplos son diversos: aumentos de tributos existentes que superan ampliamente la inflación, creación de tasas sin contraprestación efectiva de algún servicio y el uso de tributos como Ingresos Brutos o la Tasa de Seguridad e Higiene con fines claramente recaudatorios.

El reclamo no se limita a las góndolas: también alcanza al crédito al consumo. "Desde el sector mayorista se advirtió que, en algunos casos, casi la mitad del monto de un préstamo personal se va en impuestos, lo que reduce notablemente el acceso al financiamiento para millones de personas", advirtió el informe.

El trabajo señala que las entidades del comercio vienen pidiendo que provincias y municipios se sumen a un esquema de transparencia fiscal y alivio impositivo. "La discusión ya no es ideológica: se trata de corregir una estructura de costos que hoy condiciona tanto a las empresas como a las familias", indicó.

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Para graficar las distorsiones que el sistema tributario argentino ejerce sobre los precios el informe recurrió a uno de los termómetros económicos más conocidos -y también más llamativos-: el índice Big Mac, elaborado por la revista The Economist.

Su lógica es simple: comparar el precio de una Big Mac en diferentes países para estimar el poder adquisitivo de sus monedas y la distorsión de precios a nivel internacional.

"Aunque su objetivo original es medir el tipo de cambio real, en países como Argentina también permite ilustrar hasta qué punto los impuestos y distorsiones internas influyen en los precios", aclaró.

Según los últimos datos reproducidos por la consultora, el país aparece en el segundo lugar entre las Big Mac más caras del mundo, apenas por debajo de Suiza.

Esto quiere decir que el valor actual del combo mediano de Big Mac en el país es de $10.900. De ese monto, aproximadamente un 47% corresponde a impuestos. "Si se aplicara el esquema de alivio fiscal que venimos proponiendo -reducción del IVA, baja de Ganancias, eliminación de tributos distorsivos-, el precio podría descender hasta los $7.192. Es decir, una diferencia superior a los $3.700 por combo.

En este análisis, la ropa tampoco se salva. Tomando cuatro ejemplos representativos: una prenda nacional, una prenda importada, un par de zapatos nacionales y otro importado los resultados son contundentes.

Una prenda nacional que hoy cuesta $30.000 podría bajar a poco más de $19.000. En el caso de indumentaria importada, donde se acumulan derechos de importación, IVA, percepción de Ganancias y demás tributos, el impacto es aún mayor: de $70.000 podría reducirse a $56.806.

Y el mismo patrón se repite en el calzado: el nacional pasaría de $115.000 a unos $96.983, mientras que el importado, con una presión fiscal actual cercana al 54%, caería de $200.000 a poco más de $162.105.

Por último, en el caso del automóvil, ya sea nacional o importado, cero kilómetro o usado, el peso de los tributos en su precio final es altísimo. No se trata solo del IVA, sino también de impuestos internos, tasas específicas, Ingresos Brutos y retenciones indirectas en la cadena productiva.

"Tomamos como ejemplo un auto de gama media cuyo valor en concesionaria ronda los $31.087.000. Más del 54% de ese precio corresponde a impuestos. Ese vehículo podría costar $18.973.000 (una reducción del 39% en el precio final) con una carga tributaria más lógica".

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