En qué me metí para que de un día al otro cambie mi vida?. Cuando eso pasa ¿a quién recurre uno? ¿a la persona que más te debe o que más te quiere?. ¿Y si, justamente, la persona que más te debe es la misma que te tendría que haber querido?. La película Sangre Blanca (estrenada el jueves pasado), parte de las relaciones familiares corridas de lugar”, cuenta la directora Bárbara Sarasola-Day.
En una trhiller relacionado con el mundo del narcotráfico en la frontera llamada “trichaco”, que limita con Bolivia y Paraguay, se destaca la infartante actriz Eva De Dominici, quien a sus 25 años alcanza con su tercera película el protagónico absoluto junto a Alejandro Awada, tras Sangre en la Boca (2016) con Leo Sbaraglia y el film de terror No Dormirás (enero de 2018).
“Estoy más grande y como actriz más madura. Me encanta correr nuevos riesgos, nunca había hecho un thriller. Mi personaje es una joven normal en una situación extraordinaria. Ella es una mula que debe llegar a la frontera pero su compañero muere con las cápsulas de cocaína en su cuerpo, tiene que entregar la mercadería y entra en desesperación porque los traficantes no perdonan. En esta situación ¿qué hace uno?, llama a su padre (Awada) a quien nunca conoció. Sabe que su única herramienta es la amenaza. La película habla que el vínculo de sangre no necesariamente es un vínculo afectivo”, señala la actriz.
Ella nunca estuvo en un caso extremo ni si quiera cercano, salvo en el rodaje del film que duró tres semanas saltó en los medios un caso de narcotráfico que la policía detectó el intento de pasar 12 kilos de cocaína a Bolivia, sostiene que “siempre está el deseo de que el padre sienta orgullo de un hijo, querés que te quieran. Pero mi personaje no siente afecto por su padre. No existe ese vínculo ¿qué pasa cuando un padre no puede amar a una hija?. En este marco ella piensa que la salida sea una especie de venganza”.
En su carrera artística, extensa porque arrancó a los 10 años, las veces que le tocó levantar el teléfono fue para comunicar buenas nuevas: “Cada vez que pasa algo bueno uno lo quiere compartir con los padres y que se sientan orgullosos. Es una sensación hermosa. Mis padres me acompañan desde chica en esta carrera y la vez que los llamé fue cuando me convocaron para mi primera película Sangre en la Boca con Leo Sbaraglia y la verdad que mi mamá no se lo tomó muy bien porque hice unas cuantas escenas desnudas muy osadas. Me dijo a los gritos: ‘¡Loca no lo hagas!’”.
En Sangre Blanca la escena de sexo no se la saltea, pero no tiene el impacto de las escenas de Sangre en la Boca en la que Sbaraglia interpreta a un boxeador que recupera su vitalidad al conocer a la joven e intensa Débora (Eva).
La directora afirma que cuando la vio en la miniserie dramática y suspenso de Pol-Ka, La Fragilidad de los Cuerpos (El Trece, 2017) dijo que ella daba con la características de Martina en Sangre Blanca: “Una chica bellísima a la deriva. Cuando la convoqué de un día para el otro, ella llegó a la prueba con todo el guión leído y con muchas preguntas. Me gustó esa actitud de mucho involucramiento en el papel, en general no es habitual. Se viene, se hace el trabajo y listo”.
Eva no se anima a decir que La Fragilidad...fue un antes y un después en su carrera: “En verdad una cosa fue llevando a la otra. Yo le estoy muy agradecida a Adrián Suar porque me dio el primer protagónico en la tele y en un rol que nunca se me había visto. Yo venía de los culebrones de Quique Estevanez (Dulce Amor en 2012 y Camino al Amor 2014, ambas por Telefé)”.
La actriz confiesa que “Suar pensó en mí en una obra de teatro con Joaquín Furriel (quien fuera su pareja durante dos años), pero como él primero tuvo fuerte dolor de espalda y después lo sorprendió un infarto isquémico sin daño cerebral, no se hace. Finalmente me lleva a la tira Los Ricos No Piden Permiso (El Trece, 2016), empecé con una papel chico y luego tuve un enorme crecimiento (era la contrafigura de Agustina Cherri en su relación amorosa con el personaje de Gonzalo Heredia) y de ahí Suar me imagina para el personaje de La Fragilidad de los Cuerpos”.
Sobre la ausencia de Alejandro Awada tanto para dar notas como en la avant premiere, la actriz no hace comentario alguno sobre el cuadro de salud del querido actor. Sigue a rajatabla las instrucciones de la familia de mantener silencio ante la prensa. Pero, además, a Eva la une un afecto especial con Awada y su hija mediática Naiara, quien es la vocera de su padre en estos momentos y pidió respeto por el difícil momento. Todo indicaría que el actor estaría atravesando un cuadro depresivo.
“Yo tenía muchas ganas de trabajar con Alejandro Awada. Yo era compañera de su hija, Naiara cuando estudiábamos actuación en la academia de Julio Chavez. El nos pasaba a buscar y nos llevaba a comer porque con su hija éramos muy amigas. Yo le tengo a Alejandro una admiración total. Para mí es uno de los mejores actores del mundo. Fue un honor trabajar con él y fue el motivo principal por el que me decidí trabajar en Sangre Blanca”, cuenta feliz Eva de cumplir uno de sus grandes deseos en su carrera.
Con respecto a las expectativas de la película “quiero que la gente la disfrute y que salga con alguna reflexión. Yo siento que el cine es un espacio para meterse en otra historia y que haya movilizado en algo al espectador”.