El capo cómico cierra la programación de la TV Pública con un formato de 15 minutos y con animación, y dice que se trata de una nueva forma de llevar la historia a la TV: "Una cosa es leerlo en un libro y otra cosa verlo en la tele".

Enrique Pinti volvió a la televisión con su especialidad, el monólogo, y para el cierre de la programación de la TV Pública con un formato de 15 minutos y de animación.

Una experiencia sin igual que surgió de la mano de la Universidad Tres de Febrero. A la espera de que el ciclo pueda expandir sus 15 noches, arrancó el 21 de mayo pasado, y lo hizo con la reedición de su libro publicado en el año 2000, Del Cabildo al Shopping, y cuyo título se rescató para este microprograma de editorializar cada medianoche. Distinto a lo que se suele ver en la pantalla chica, llena de mesas con panelistas.

La vigencia de los monólogos, algunos con más de 18 años de antigüedad, sigue casi intacta. En el capítulo de lunes pasado Pinti, “animado”, recurre a la Justicia, “hoy ya sin vendas” sino con “anteojos de sol bien sexies” para dejar su legado: “A los oligarcas les dejo la Constitución para que sepan que ellos no están por encima de ninguna ley por ser ricos; a los radicales les dejo una brújula para que sepan dónde está el Norte, no se puede ser de izquierda y derecha al mismo tiempo; y a los peronistas les sugiero que dejen la contradicción de combatir a los conservadores y ya en el poder se convierten en más conservadores que los conservadores”.

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Cada noche Pinti cuenta una pesadilla con un estilo histriónico que siempre lo caracterizó y con el ingrediente de estar presente con su rostro en todos los personajes, ya sean próceres o gente común: “Todos aparecen con mi cara, ya sea Sarmiento o la chusma del barrio, para subrayar mi monólogo”.

Pinti adelantó dos descubrimientos históricos: “¿Sabés cómo se llamaba el primer banquero que resultó un estafador de cuarta de nuestro país en 1726? Don Diego de la Vega, ¡igual que El Zorro!”. El segundo hecho de los tantos que se cuentan en el microprograma es que “una de las reglamentación de los virreyes era completamente machista. No dejaban vender a las mujeres empanadas porque eran negras, en Plaza de Mayo. Sí las autorizaban afuera, pero ¿a quién le iban a vender en un terreno casi baldío? Ellas tenían que vender la canasta completa; si no, las azotaban y para llegar se prostituían y después las insultaban por putas. Con estos datos históricos se van mezclando con mis apariciones en los rostros de Belgrano y otros próceres”.

Para Pinti se trata de una nueva forma llevar la historia a la tele: “Una cosa es leerlo en un libro y otra cosa verlo en la tele. Leandro Panetta es quien hizo la técnica de animación, trabajó con Los Muppets. Es un artista con una gran sensibilidad”.

La técnica de animación se suele trabajar para el mundo bajito, esta vez la TV Pública la incorpora para los monólogos: “No deja de ser un espectáculo mío con una visualización diferente”. De esta manera se le ha buscado una vuelta tuerca para el arribo de Pinti a la pantalla chica sin perder su esencia. Otra cosa a la mayoría de las propuestas donde abunda la frase choque y de ahí generar un debate picante y donde reine la pelea.

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Para Enrique Pinti la televisión actual se volvió muy apegada al sensacionalismo muy peligrosos: “Nunca hay un término medio en la Tv en vivo. Son ciclos muy baratos con cuatro periodistas y un animador y se manejan con las leyes del mercado hasta la justicia entra en este círculo perverso. Yo escucho a muchos periodistas dar veredictos en la televisión, son todos Sherlock Holmes o Agatha Christie que no recurren a la pericia judicial sobre temas, por ejemplo, de violaciones y se dice lo que se quiere. Es sólo por el afán de tener rating”.

Sobre el caso de la pedofilia que estalló meses atrás en las divisiones inferiores del club Independiente se revolearon nombres, entre ellos, sonó el de Pinti. El humorista no se quiso hacer eco de estas versiones que se arrojan en los medios.

“No importa si es verdad lo que se dice, sino quién lo dice. Es grave porque te pueden mancillar el nombre. Y las redes sociales son peores. No puedo incorporar que cualquier persona diga cualquier cosa y se viralicen intimidades. A eso yo no me prendo. La tengo muy clara. En todo caso las redes sociales están muy mal usadas”.

Pinti se pregunta: “¿Qué pasa cuando todo el tiempo das la información que el ADN de tal violación es de tal nombre sin esperar el veredicto de la Justicia? ¿Qué hacés? ¿Cómo volvés atrás cuando ya machacaste con un nombre? Hay que tomar conciencia de que lo que se dice en la televisión tiene repercusión, se perdió esta responsabilidad de quien emite el mensaje. Hay mucha gente que no es periodista ni especialista y, sin embargo, se le da cabida a hablar de todos los temas. Y con las redes sociales pasa algo muy similar”.

Los monólogos de Pinti en la TV Pública apuntan a reflexionar sobre el contexto y se ponen por encima de las coyunturas. Esto no quiere decir que no aborda los temas actuales, lo hace de un modo que lleva a la reflexión y no al reproche o la frase violenta para generar repercusión en la caja boba. Pinti se enorgullece de mantener sus valores a la hora de tomar un micrófono. En su caso, decidió hacer un ciclo de 15 capítulos para hablar de la pesadilla de la historia argentina. Señalando los errores que se repiten a lo largo del tiempo.

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