La exuberante vedette y actriz Mónica Farro habla -sin reparos- de su vida. El debut en Buenos Aires de "El Plan", una de las obras más exitosas en la temporada marplatense.
Descubrir la mujer que se encuentra detrás de la escultural Mónica Farro puede resultar -a priori- una tarea compleja, algo que -a los pocos minutos de charla- se encarga de desmitificar, de un modo franco y sin vueltas.
Como un torbellino, la hija de Mirta Dávila y Tony Farro, habla de todo y no rehúye ningún tema. Desde su infancia feliz como promesa olímpica -en Uruguay-, sus sueños de ser policía, el adulterio -que la dejó con lo puesto -en Argentina-, hasta el período más oscuro de su vida, cuando fue una mujer golpeada.
Autodidacta y lanzada, Mónica Farro no se esconde, al contrario, se planta con seguridad y sabe muy bien que, todo lo que le pasó en la vida la convirtió en la mujer fuerte que es hoy.
Un aspecto prácticamente desconocido de Mónica Farro, es la de su infancia en Uruguay, una época que recuerda como de plena de felicidad. El jardín de infantes, la primaria y sus juegos que iban de los "bebotes" a la secretaria ejecutiva. El deporte siempre estuvo presente en su vida, primero a través del patín artístico -donde fue "promesa olímpica"- y luego con el atletismo.
Imágenes capturadas con moto g72
Durante la primaria, en su labor como "cruz verde" la pequeña Mónica Farro debla custodiar la integridad física de sus compañeritos, algo que disfrutaba plenamente porque le permitía practicar un poco de la amada disciplina. Su espíritu de liderazgo -que contrastaba con su timidez- y el estallido hormonal, con todas sus consecuencias.
Independiente desde la adolescencia, a los 14 años Mónica Farro tuvo sus primeros trabajos en publicidad. A los 17 -con la autorización expresa de sus padres- se casó con el futbolista Enrique Ferraro y se mudó a Ecuador, donde su marido integró el equipo del Barcelona, transformándose en una auténtica pareja explosiva para todos los medios locales.
Mónica Farro reconoce que -desde muy joven- vivió, sin problemas estar expuesta ante el público. Después de varios años en nuestro país, lejos de su esposo -que continuaba viviendo en Uruguay- la vedette y actriz asume que fue infiel, y que eso la llevó a quedarse con lo puesto, sólo con un par de valijas que tenía en Argentina.
Muy disciplinada en su vida, Mónica Farro disfruta del entrenamiento, de verse y sentirse feliz con la mujer que logró construir. Amante de la estética -con virtudes físicas están a la vista-, asegura que -a la hora de comer- no se priva de nada.
La imposibilidad de que las mujeres pudieran cursar la carrera militar en Uruguay frustró un sueño que Monica Farro, aunque -paradójicamente- también quiso ser monja. Su entrenamiento con profesionales alemanas la marcaron a fuego a la hora de la exigencia y la autoexigencia. La "dolorosa" historia de la lesión que le generó a su esposo a la hora del sexo... salvaje.
¿Qué le pasa a los hombres cuando la ven? Mónica Farro describe -con humor- qué le pasa al género masculino cuando intenta aproximarse a una mujer tan exuberante y con un alto nivel de exigencia. Una mujer a la antigua, tímida y lejos de lo que los demás pueden pensar.
La vida de Mónica Farro esta lejos de ser un cuento de hadas, lleno de brillos y felicidad. Tuvo una etapa en la que, una mala relación con una pareja golpeadora, la llevó a un período de oscuridad del que le costó mucho salir pero, mujer guerrera que es, pudo sola.
Con el tiempo, Mónica Farro logró analizar fríamente y superar sus años como mujer golpeada, que llegó al extremo de tener que limpiar su sangre de las paredes blancas en la casa en la que convivía con su pareja. Sabe que su palabra incomoda, y que contar su verdad la llevó estar 12 años afuera de uno de los programas más exitosos de la televisión.
Protagonista de uno de los éxitos teatrales de la temporada teatral marplatense, Monica Farro no oculta la felicidad que le da trabajar en "El Plan" la obra que -de jueves a domingo- se ofrece en el Teatro La Casona. El desafío de dejar de ser ella e interpretar un papel que la desafía. El papel fundamental de tener un productor como Aldo Funes, que cuida y protege a los artistas que trabajan a su lado.
Resulta difícil creer que la exuberante Mónica Farro que hoy conocemos podría haber sido militar o -más precisamente- una policía en Uruguay.
Esa disciplina que le inculcaron sus instructoras alemanas de patín -cuando era una promesa olímpica- realmente caló hondo en ella, tal es así que, si alguien no se adapta a eso, debe salir de su vida.
Su determinación y audacia hacen que los límites no sean un impedimento en su carrera.
Tradicional, locuaz, tímida y exuberante, así es Mónica Farro, la mujer que habita detrás del símbolo sexual