Es un tema picante y delicado. No todos los días a un jugador de fútbol lo amenazan de muerte y no solo a él, sino a toda su familia. Una locura total, pero real. Un emergente más de esta sociedad violenta. Mauro Zárate y los suyos la pasaron pésimo cuando el delantero cerró su pase a Boca. Y acá no estamos hablando de insultos, chicanas futboleras ni nada que se parezca.
Desde que se dio el pase de Vélez a Boca, la familia Zárate soportó diferentes intimidaciones: una amenaza de bomba en el colegio al que asisten los hijos de Mauro; y otras advertencias fuertes en las diferentes redes sociales. "Recibimos amenazas por WhatsApp, Instagram y Twitter, la gente no entiende que esto es solamente trabajo", había contado Natalie Weber, mujer de Zárate, en el programa Involucrados.
Con todos estos episodios y amenazas, en Boca decidieron tomar la sartén por el mango y se plantaron en la presentación del fixture de la Superliga con una sugerencia contundente que seguramente traerá cola: los dirigentes de Boca pidieron no jugar contra Vélez como visitante en el estadio José Amalfitani para evitar cualquier tipo de incidente o intimidación a Mauro Zárate.
En la Ribera, todos sienten que el fuego no se apagó y que volverá a arder cuando se aproxime el momento de enfrentar a Vélez en Liniers. Para defender su postura de cambiar de estadio, los de Boca recordaron que en la obtención del bicampeonato jugaron contra River, Independiente y San Lorenzo fuera de la Bombonera, y que viajaron a Liniers en los últimos torneos.
Y en la Asociación del Fútbol Argentino escucharon la sugerencia de Boca. Al día siguiente del pedido de los dirigentes xeneizes, se conoció el fixture oficial de la Superliga y el cruce entre Boca y Vélez, previsto para la 4ta fecha, apareció en la Bombonera.
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