
El árbitro mendocino acusó al reconocido entrenador de generar un discurso de violencia: “Si tocan a algún compañero o familiar, lo vamos a buscar a él”.
Tras pedirle que "se quede callado ese idiota" y acusarlo de que "quiere ensuciar el fútbol argentino" después de dirigir en el triunfo agónico de Independiente a Riestra, Fernando Espinoza volvió a apuntar a Ricardo Caruso Lombardi por sus denuncias al arbitraje.
Espinoza acusó a Caruso Lombardi de generar un discurso de “violencia” y expresó: “Critiquemos, pero de ahí a pasar a las dudas o sospechas, ¿en serio? Este es el fútbol en el que descendieron River, Racing e Independiente, el que más campeones diferentes sacó a lo largo de los años y en el que más equipo juegan torneo internacionales”.
Además, Espinoza aseguró que sigue siendo “árbitro de AFA e internacional” y aclaró en comunicación con Doble Amarilla Radio: “No dejé de ser internacional porque me echaron como dijo (Caruso Lombardi). Dejé la chapa de campo para tomarla y adquirirla en VAR. Proyecté mi carrera como VAR”.
Luego, Espinoza afirmó que es “muy libre” y defendió su integridad como juez: “Estoy investigado por tres comisiones de Ética: la de AFA y la de CONMEBOL y FIFA. Mis cuentas y mis familiares están investigados y no puedo jugar siquiera a la quiniela. Si pasa algo, cada uno cumplirá con su castigo. Yo no voy a defender a ningún colega, pero sí voy a la profesión”.
Y el mendocino de 41 años apuntó contra el ex director técnico de Racing y San Lorenzo: “Cuando un tipo genera esta violencia y puede haber consecuencias, tiene que hacerse cargo. Si tocan a algún compañero mío, o a mí o un familiar, sabe que vamos directo por él. Él no está consciente que puede pasar algo en la calle".
Finalmente, sentenció que a Caruso “le pagan por estar en un lugar y hablar mal de fútbol” y reflexionó: “Se pierde de un lugar que le da de comer, a vos, a mí, al que hace panchos, al que cuida los autos, al futbolista, al técnico, a las cadenas de televisión, al que vende remeras y al que pone la tele en un bar. Tenemos que tener un límite y cuidar lo que nos da de comer a millones de personas cada domingo”.