
El exfutbolista y entrenador falleció a los 83 años en esa provincia. Brilló en la “T” y en el club de Liniers, donde se consagró campeón en 1968 y maravilló a Pelé. "El mejor jugador del mundo", lo definió el brasileño.
El exfutbolista Daniel Willington, talentoso mediocampista e ídolo de Talleres de Córdoba y de Vélez Sarfield, falleció este lunes a los 83 años.
Había sido internado en el Instituto Modelo de Cardiología en la ciudad de Córdoba. Muchos los llamaban “El Famoso Cordobés” pese a haber nacido en Santa Fe, y para otros simplemente era "El Daniel". Fue tan importante para la historia del fútbol de esa provincia que la popular norte del Estadio Kempes lleva su nombre.
Daniel Willington debutó en Talleres a los 16 años. Estuvo en el club en dos etapas: la primera fue desde 1959 hasta 1961. La segunda, desde 1974 hasta 1976. En total, disputó 168 partidos y anotó 66 goles. Antes de ese debut, fue mascota y alcanzapelotas de los partidos en los que disputaba su padre, Atilio, jugador de la “T” entre 1947 y 1954.
Llegó a la provincia mediterránea desde Santa Fe a los cuatro años por necesidad sanitaria de toda la familia porque los cuatro hermanos eran asmáticos y les recomendaron que fueran a Córdoba.
El 21 de agosto de 1974 Daniel Willington marcó uno de los goles más recordados en la historia de la institución. Por la segunda final del Oficial de Liga Cordobesa contra Belgrano, abrió el camino hacia el título con un golazo de tiro libre que en 2013 pasó a ser el gol del centenario de Talleres y quedó para siempre en el recuerdo de los hinchas.
También hizo historia en Vélez, donde obtuvo el primer título de la historia del club en el Nacional 1968. Además del campeonato con el equipo de Manuel Giúdice, su paso por la V Azulada lo erigió como ídolo y le permitió protagonizar una increíble anécdota con Pelé, cuando enfrentó a Santos.
En un amistoso por la inauguración de la iluminación del estadio de Liniers, O Rei quedó impresionado con su juego y lo calificó como "el mejor jugador del mundo".
En 1971 partió a Veracruz de México y más tarde arribó a Huracán, luego de que lo recomendara su amigo Ringo Bonavena. Luego del nuevo paso por la T en Primera, se retiró en Vélez en 1978. Su carrera también incluyó experiencia con la Selección Argentina, donde no logró mostrar su mejor versión.
Como entrenador, condujo a Talleres en varias etapas y al Fortín entre 1988 y 1989, destacándose el logro del ascenso a Primera División de los cordobeses en 1994.