Aun en desventaja en el marcador, River reveló ser superior a Boca y dio vuelta el partido. El ingreso determinante del colombiano Quintero para construir el desequilibrio. La jerarquía individual y colectiva que le permitió conquistar la cuarta Copa Libertadores.

Por encima de las desventuras y despropósitos que agobiaron a esta versión de la Copa Libertadores, ganó el que tenía que ganar. Ganó el que fue superior en los dos partidos. Ganó a pesar de la desventaja de tener que resignar el Monumental y jugar en un estadio neutral como el Santiago Bernabéu de Madrid.

Ganó el que tuvo mejores respuestas. El que apostó por un nivel de fútbol más armónico, más preciso, más claro, más rotundo. El que puso sobre la cancha del Real Madrid algo que no abunda: calidad y jerarquía en los momentos decisivos.

ADEMÁS:

River salió campeón frente a Boca en Madrid: el minuto a minuto de la final

Goles para la historia: los tantos de Juanfer y el Pity para que festeje todo River

Así se impuso River para conquistar su cuarta Copa Libertadores, después de quedar en el plano teórico en condiciones no ideales para enfrentarse al equipo del poder, que hoy es Boca. Esa teoría siempre relativa no se confirmó en los papeles. River se retempló en la adversidad. De alguna manera lo había anticipado su conductor Marcelo Gallardo en los días previos al Superclásico, anticipando la personalidad del equipo en episodios cruciales.

Porque en los 120 minutos lució más entero River que Boca. Aunque Boca sobre el filo del cierre del primer tiempo le descargó una estocada mortal cuando el uruguayo Nández metió una pelota vertical para Benedetto que el goleador no desaprovechó.

Ese gol habría enviado a un túnel sin retorno a un rival permeable anímicamente. Pero no fue el caso. En absoluto. River recuperó su estatura en el complemento. Más aun cuando entró el colombiano Quintero por Ponzio. Y del otro lado salió Benedetto e ingresó Wanchope Abila, muy disminuido en su aptitud física y solo dispuesto a ganar algún pelotazo aéreo.

ADEMÁS

El bonus del "millón" que todos le querían pagar al Pratto campeón

La cuarta Copa Libertadores de River: cómo fueron las anteriores

Este River que no se dejó devorar por la angustia de un resultado parcial negativo, que intentó tocar y descargar a los espacios y que fue a buscar con verdadera convicción el empate que merecía, fue construyendo la superioridad individual y colectiva que le terminó dando una victoria inolvidable que va a perpetuarse en la memoria de su gente.

El golazo de Pratto luego de una estupenda maniobra que finalizó con el pase perfecto de Nacho Fernández, le cerró a Boca la posibilidad de continuar aguantando. Porque los Barros Schelotto prepararon el partido para ganar de contraataque (así se perfiló el gol de Benedetto) y después bancarse el temporal, en una propuesta sin vuelo y sin grandeza. Como si Boca se sintiera inferior a River. Inferior en juego. En recursos. En volumen de fútbol. Como si pesaran los últimos antecedentes en que River dominó a Boca hasta en los pequeños detalles que determinan una chapa final.

No tuvo resto Boca, más allá del remate en el palo de Jara cuando ya se consumía el partido y al toque River clavó el tercero con la corrida solitaria y agónica del Pity Martínez. Hablamos de resto como un concepto más totalizador que una jugada aislada. Ese resto muy díficil de definir, pero aplicable cuando se mide la dimensión de un equipo respecto a otro, se dibujó durante el desarrollo. Y quedó expuesto Boca. Tan expuesto que el 1-0 a favor se transformó en un 1-3 fulminante sin que pudiera encontrar justificaciones atendibles.

Es cierto, la expulsión del colombiano Barrios apenas había arrancado el primer tiempo suplementario, empujó a Boca contra su arco. Quería ir a los penales Boca. No tenía otro recorrido. Ni otra chance. Ni una reserva física para intentar algo parecido a una hazaña lejana, ya con 9 jugadores por la nueva lesión que acusó Gago. Hasta que Quintero, un zurdo muy hábil y ganador en el mano a mano a partir de su freno y enganche, sacó un zurdazo impresionante que quebró a este arquero inseguro y rebotero que es Andrada, sobrecalificado por el ambiente desde que se incorporó a Boca.

La bola extra de Martínez a campo abierto y tocando suave a un arco vacío estableció la diferencia real entre los dos equipos. No porque a River le sobrara fútbol. Pero la distancia que lo alejó de Boca se reveló en el 2-2 en La Bombonera y en el 3-1 en el Santiago Bernabeu.

Como señalamos en el comienzo, ganó el que tenía que ganar. Y esto es lo que distinguió a River. Y desnudó la precariedad estructural de Boca.

Contacto

Registro ISSN - Propiedad Intelectual: Nº: RL-2021-110619619-APN-DNDA#MJ - Domicilio Legal: Intendente Beguiristain 146 - Sarandí (1872) - Buenos Aires - Argentina Teléfono/Fax: (+5411) 4204-3161/9513 - [email protected]

Edición Nro. 15739

 

Dirección

Propietario: Man Press S.A. - Director: Francisco Nicolás Fascetto © 2017 Copyright Diario Popular - Todos los derechos reservados